The New York Times.- En la escuela de educación media Empire, en Vail, Arizona, los alumnos usan computadoras del plantel para recibir las clases, hacer la tarea y escuchar podcasts de las clases de ciencias de sus profesores.

Más adelante en la misma calle, en la escuela Ciénega, los estudiantes que tienen computadoras portátiles pueden inscribirse en secciones digitales de varias clases de Inglés, Historia y Ciencia.

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Y, en todo el distrito, la iniciativa Más Allá del Libro de Texto alienta a los profesores a crear -y compartir- lecciones que incorporan sus propias presentaciones en PowerPoint, junto con videos y materiales de investigación que encuentran escudriñando sitios confiables en la red.

Los libros de texto no han seguido aún el camino de los pergaminos, pero muchos educadores dicen que no pasará mucho tiempo para que los sustituyan versiones digitales o sean totalmente reemplazados con lecciones reunidas a partir de la riqueza de los programas, juegos, videos y proyectos educativos en la red.

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"Actualmente, los muchachos están conectados en forma diferente", dijo  Sheryl R. Abshire, jefa de Tecnología del Sistema Educativo de Calcasieu Parish, en Lake Charles, Luisiana. "Son digitalmente diestros. Hacen tareas múltiples, transponen y extrapolan. Y piensan que el conocimiento es infinito", señaló.

"No les interesan los libros de texto que son finitos, lineales y de memorización", continuó Abshire. "Los profesores necesitan recursos digitales para encontrar esos documentos, esas bitácoras, esos sitios interactivos de información y opiniones, que los llevan más allá del simple plan de estudios convencional de los libros de texto".

En California, el gobernador Arnold Schwarzenegger anunció este verano una iniciativa por la cual se reemplazarían algunos de los textos de segunda enseñanza para Ciencia y Matemáticas con versiones digitales gratuitas de  códigos abiertos.

Debido a los grandes y graves apuros de California, el Gobernador espera que los libros de texto gratuitos ahorren cientos de millones de dólares al año.

Y, dado que los alumnos ya obtienen mucha información en internet, iPods, los feeds de Twitter, dijo, los textos digitales podrían evitarles andar cargando "los libros de texto anticuados, pesados y caros".

La iniciativa, el primer esfuerzo estatal de este tipo, ha atraído la atención general, ya que California, junto con Texas, domina el mercado nacional de libros de texto.

Muchos superintendentes escolares están entusiasmados. "En cinco años creo que la mayoría de los alumnos usará libros de texto digitales", manifestó William M. Habermehl, superintendente escolar que supervisa las escuelas con una población total de 500.000 alumnos en el condado de Orange.

"Pueden ser mejores que los libros de texto tradicionales". Las escuelas que no hagan el cambio, dijo Habermehl, podrían perder a sus alumnos.

"Aún estamos en lo tradicional, en el paradigma de 30 alumnos por maestro", explicó Habermehl, "pero necesitamos salirnos de ese marco para tener de 200 a 300 muchachos que tomen clases en línea, por las noches, continuamente, en el momento que quieran".

"No creo que las escuelas públicas técnicas o los cupones para educación sean una amenaza para el condado de Orange", dijo. "Lo que sí es una amenaza es el mundo digital: que alguien vaya a colocar brillantes cursos de Francés o Geometría en 200 dólares, impartidos por los mejores profesores del mundo".

Sin embargo, el futuro digital todavía no está del todo en el horizonte de la mayoría de los salones de clase. Entre otras cosas, todavía hay una gran división en cuanto a lo digital. No todos los alumnos tienen acceso a una computadora, un lector electrónico Kindle o un teléfono inteligente, y son pocos los distritos suficientemente acaudalados para proporcionarlos. Así que los libros de texto digitales podrían abrir la brecha entre ricos y pobres.

"Una gran parte de nuestros chicos no tiene computadoras en su casa y sería demasiado caro imprimir los libros de texto digitales", apuntó Tim Ward, superintendente adjunto del Chaffey Joint Union High School District, con 24.000 alumnos, donde casi la mitad proviene de familias de bajos ingresos.

Muchos educadores esperan que los libros de texto digitales y los cursos en línea empiecen por lo reducido, quizá para los que quieran estudiar una materia que no pueden acomodar en su horario o para quienes necesitan unos cuantos créditos más para graduarse.

Aun cuando las autoridades educativas de California están revisando 20 textos de códigos abiertos de Matemáticas y Ciencia para segunda enseñanza, a fin de asegurarse de que cumplen con las normas académicas del Estado, lo que estará a tiempo para que se usen este otoño, es poco probable que se adopten rápidamente.

"Quiero que nuestros profesores tengan los mejores materiales disponibles y con libros de texto digitales podríamos ver que los maestros más dinámicos enseñen las mejores lecciones", expresó John A. Roach, superintendente de las escuelas en Carlsbad, California. "Pero no van a sustituir a los libros impresos de inmediato".

Cuando sea que se produzca el ataque en línea -y la competición de los materiales de código abierto-, sí representa una amenaza real para los editores de libros tradicionales.

Pearson, el más grande del país, entregó cuatro textos en California, todos ya disponibles en línea, como complementos gratuitos a los suyos. 
"Creemos que el mundo optará por lo digital, pero el jurado todavía no decide cómo evolucionará esto", dijo Wendy Spiegel, una portavoz de Pearson. "Nosotros somos agnósticos, así que proporcionaremos lo digital, proporcionaremos lo impreso y veremos lo que quieren nuestros clientes".

La mayoría de los textos digitales sometidos a revisión en California fue de la CK-12 Foundation, una organización sin fines de lucro que elabora flexbooks gratuitos que se pueden adecuar a las normas de cada estado y a los que los profesores pueden añadir contenidos. Introdujo en Virginia, en marzo, su flexbook de Física, una compilación de código abierto, basada en la red.  "Lo bueno de nuestros flexbooks es que pueden ser cualquier cosa que se quiera", señaló Neeru Khosla, un fundador de la organización.

"Los puedes usar en línea, descargarlos a un disco, imprimirlos, adaptarlos a tus necesidades, integrarles un video. Cuando la gente supera la cuestión del enfoque, ve que no hay razón para pagar 100 dólares por cada libro de texto cuando se puede tener el contenido gratis".

Ya se ha avanzado mucho en las acciones para obtener los materiales de código abierto en la educación superior, y es posible que se aceleren con la propuesta del presidente Barack Obama para invertir en la creación de cursos gratuitos en línea como parte de su impulso para mejorar las instituciones comunitarias de ese nivel educativo.

En todo el mundo, cientos de universidades, incluido el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad Rey Fahd de Petróleo y Minerales de Arabia Saudita, ahora usan y comparten cursos de código abierto.
Connexions, una organización sin fines de lucro de la Universidad Rice, dedicada al aprendizaje con códigos abiertos, entregó un texto sobre álgebra al gobierno de California.

Sin embargo, dada la situación económica, muchos educadores y expertos en tecnología están de acuerdo en que puede faltar muchísimo tiempo para la revolución digital.

"En este momento están detenidas muchas adquisiciones y toma de decisiones", comentó Mark Schneiderman, director de Política Educativa Federal de la Asociación de la Industria de Programación e Informática. "Pero va a suceder", añadió. 

Pese a toda la atención dada a la iniciativa de California, los libros de texto digitales son solo el comienzo de la revolución en la tecnología educativa.

"Deberíamos estarnos apoyando para tener videos muchísimo más interactivos y más participativos, actividades y juegos", manifestó  Marina Leight, del Centro para la Educación Digital, que promueve la educación digital por medio de encuestas, publicaciones y reuniones.

La campaña Más Allá de los Libros de Texto, de Vail, ha avanzado en esa dirección. En la escuela Empire, en una clase de Historia sobre las elecciones, por ejemplo, los alumnos crearon sus propios partidos políticos y sitios en la red para sus campañas, así como videos.

"Los estudiantes aprenden los mismos conceptos, pero en una forma diferente", dijo Matt Donaldson, el director de Empire.

"Hemos planeado nuestros estándares estatales", comentó Donaldson, "y nuestros profesores han identificado cualquier recurso que piensan que los cubre mejor, ya sea que se trate de un proyecto que ellos mismos generaron o un sitio interesante en internet. Lo que por lo general no hacen es tomar capítulos de los libros de texto".