El sábado pasado a la una de la tarde, me dirigía a un almuerzo familiar al sur de la ciudad, y pasé por el cajero de un banco  en la calle José Vicente Trujillo; pasando la avenida 25 de Julio parqueé mi carro y me bajé al cajero.

No había caminado ni 20 pasos cuando apareció la grúa de la Comisión de Tránsito del Guayas. Regresé corriendo a explicarle a la policía que recién me había estacionado, y lo único que conseguí fue que me llevaran al canchón en mi mismo automóvil. Llamé por el celular a mi hija y se dirigió a rescatarme de dichas dependencias, porque allí no se puede pagar ni con tarjeta de crédito ni con cheque, y la suma de pago es espectacular. Por la llevada de la grúa cobran 50 dólares, y por multa 21,80 dólares, más 4 dólares por día de parqueo en el canchón; dólares que nadie lleva consigo.

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Cuando apareció mi hija, ya no cobraban porque la ventanilla de pago cierra a la una de la tarde, hora en que me habían tomado mi vehículo. O sea que me llevaron sabiendo que ya estaban cerradas las ventanillas de cobro. Regresé días después al lugar de los hechos desde donde se me llevaron preso el carro, para darme cuenta de que allí no hay ningún cartel que alerte del no parqueo; solo en la esquina, en una redondela, existe un aviso. Me pregunto, ¿cómo un cajero de banco está en un sitio donde la grúa se lleva los carros, y no se advierte a los usuarios? Me enteré de que la grúa se parquea enfrente en una callecita esperando que los clientes del cajero se estacionen, para caerles encima. La típica viveza criolla. Por favor, alerten a la ciudadanía de esto.

Mireya Levi Bello,
Guayaquil