“Estoy feliz como una niña de iniciar algo nuevo”, dice Estefanía Isaías, ex vicepresidenta de producción y programación de TC Televisión, e hija de los anteriores dueños, donde laboró 16 años y renunció el 26 de junio pasado para crear Shungo Comunicaciones, empresa propia con la que busca ofrecer a los canales nuevas producciones, hacer cine, montar obras de teatro, y asesorar y representar a artistas y actores. Su oferta es amplia, pues considera que el negocio de la creatividad no tiene lógica.
¿Por qué renunció a TC?
Hay situaciones que permiten notar el momento de independizarse. Fue una decisión tomada de mi corazón. A partir de lo vivido en el canal me di cuenta de que tenía la capacidad de montar algo propio. Trabajé 16 años en este medio y he hecho cosas buenas, no tan buenas y malas.
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Estuvo un tiempo fuera de TC Televisión, ¿por qué volvió, si tenía en mente este proyecto?
Esa salida no la decidí yo, y me causó dolor porque me desprendieron de forma sorpresiva del canal. Tuve miedo, como cualquier persona, de empezar algo; pero hubo algo mágico que se me reveló y decidí que ya había dado muchos hijos al canal que di mi vida.
¿Al volver tuvo las mismas atribuciones que antes?
Todo marchaba igual que cuando me fui. Seguía siendo la vicepresidenta de producción y programación, con todas las atribuciones de mi cargo y el apoyo de la gerencia.
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¿Por qué iniciar la empresa ahora, qué la animó?
Funciono con la intuición y el corazón. Ahora vivo de manera plena el conectarme con mi corazón y no darle mucho chance a la cabeza.
¿Cómo quedó con el canal?
Salí de una relación de la cual sigo enamorada. Amo a TC Televisión, a su gente y mística. Las puertas quedaron abiertas.
¿Por qué llamar Shungo Comunicaciones a su empresa?
Shungo significa ‘corazón’ en quechua, y Comunicaciones, porque no solo voy a trabajar con la televisión. Esta empresa le permitirá a los ecuatorianos tener contacto con muchas cosas. Los ayudará a crecer, ser mejores y divertirse.
¿Cuál es la propuesta?
Ofrezco a todos los canales (en Ecuador primero, porque también quiero ir a Perú) productos y contenidos acordes a sus necesidades. Quiero apuntar al mercado de los anunciantes y desarrollar cosas para ellos. He ido a RTS y hablado con la gente de Ecuavisa, pero mi primer cliente es Canal Uno.
Shungo apunta a varios objetivos, ¿cuál es el límite?
Ninguno. Quiero apoyar y representar al talento nacional. Hacer teatro. El cine me atrae (fue productora ejecutiva del filme Prometeo deportado) y los libros. Quiero ampliar esta capacidad de crear, que es mi bendición. Organizaré charlas de crecimiento personal.
Ya en el pasado asesoró a un canal extranjero...
Sí, fue en Perú y pude probarme que podía hacer cosas fuera. Los Barriga fue resultado de ello. Quiero hacer otras telenovelas con ese país y llevar más actores. Marcela Ruete ya hizo casting en Argentina, y Johanna Andrade sigue en Perú.
¿Se llevó a gente del canal?
Camino sola y quiero que sea así mientras tanteo las necesidades del mercado. Canal Uno es un buen reto. Y no descarto hacer algo en radio.
¿Tiene en mente a los artistas que le gustaría representar?
No, pero me encanta la música y en el país hay mucha gente joven talentosa: Mirella Cesa, los chicos de ‘Fama o drama’...
¿Como resumiría los 16 años de labores en TC Televisión?
Desde ‘Juguemos a cantar’ impulsé proyectos como ‘Ni en vivo ni en directo’ y La Hechicera. Mi último hijo fue la telenovela Kandela.
¿Qué aprendió del canal?
Que lo único que al final del día vale la pena es ser uno mismo. El resto es pasajero y cíclico. El contacto interior nos permite sonreír y sobresalir. El canal me hizo mejor persona.
¿Sus éxitos y fracasos en TV?
Emergencia fue la primera serie de 100 capítulos en la TV. Yo tenía 20 años y ganas de arriesgar, creer y apostar. Mis primas no funcionó como esperábamos, a pesar de que fue una de las producciones más impecables que hicimos, con una fotografía, un director de cine (el peruano Fernando Vega) y un elenco espectacular.
¿Qué le enseñó la audiencia?
Nunca se aprende sobre sus gustos. No me gusta comparar, pero Yo vendo unos ojos negros (Ecuavisa) fue una producción impecable, y La Hechicera la hicimos con la mitad de su presupuesto y pegó más.