De manera reiterativa suelo decir a mis alumnos que los paréntesis no son sinónimo de tachos de basura. La costumbre de incluir en ellos “todo lo que no sirve” me parece una especie de pecadillo que raya en la falta de claridad mental al momento de escribir.
De otro lado, los ecuatorianos tenemos por costumbre utilizar frases hechas de manera no solo impropia sino con una ligereza tal que no solo se roza lo ridículo sino que se demuestra el poco conocimiento del idioma.
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Decir “valga la redundancia” no equivale, señores reporteros del ‘Noticiario de la comunidad’ de Teleamazonas, a hacer válidas las meteduras de pata o las faltas de léxico al momento de presentar una nota.
La antes dicha frase no es el ‘liquid paper’ de los errores idiomáticos. “... unos estudiantes que estudian, valga la redundancia, en el centro...”. Un locutor internacional me dijo alguna vez que corregir un error al aire era cometer dos veces el mismo error, y estoy de acuerdo, pero para hacer una microonda hay que tener no solo facilidad de palabra sino claridad de pensamiento; si no se poseen estas dos armas, mejor entregue el micrófono a otro.
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Y si le tocó en suerte cometer un error, es mejor hacer una brevísima pausa y retomar el hilo de la narración al aire.
Los televidentes están por estos días muy atentos a las noticias del nuevo virus gripal, más aún a las palabras de los reporteros, no se diga a sus redundancias.