La detonación de autos bomba frente a una sinagoga en Nueva York, y el lanzamiento de misiles contra aviones militares eran los objetivos de un complot terrorista planificado por cuatro hombres arrestados ayer, que querían iniciar una Yihad o guerra santa musulmana contra Estados Unidos.
La Fiscalía, el FBI y el Departamento de Policía de Nueva York acusan a los sospechosos de conspirar para detonar explosivos cerca de una sinagoga en la sección Riverdale del municipio del Bronx y para derribar aviones militares de la base aérea de la Guardia Nacional en el aeropuerto Stewart en Nueva York, con misiles guiados tierra-aire Stinger.
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Los sospechosos fueron detenidos la noche del miércoles poco después de colocar cargas explosivas en automóviles frente a la sinagoga y al Centro Judío, a pocas cuadras.
Los cuatro hombres, identificados como James Cromitie, de 53 años; David Williams (28), Onta Williams (32) y Laguerre Payen, fueron arrestados después de comprar misiles y explosivos –que ya habían sido previamente inactivados– en una operación encubierta de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y otras agencias. Cada uno está acusado de conspirar para utilizar armas de destrucción masiva dentro de EE.UU., cargo que conlleva una pena máxima de cadena perpetua, así como conspirar para comprar misiles antiaéreos, también con pena perpetua.
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En junio del 2008, Cromitie contactó con quien resultó ser el informante del FBI y le explicó que sus padres habían vivido en Afganistán y que quería “hacerle algo a Estados Unidos”, sumarse a la organización Jaish-e-Mohammed (basada en Pakistán y considerada como terrorista por EE.UU.) y morir como un mártir de la Yihad “para ir al paraíso”.
Desde octubre pasado el informante comenzó a reunirse con los cuatro sospechosos en una casa de Newburgh, donde el FBI montó un dispositivo secreto de video y audio que registró los encuentros.
En las reuniones hablaron de planes para atacar objetivos en Nueva York y pidieron ayuda para misiles y explosivos.
Los planes siguieron avanzando, con visitas de reconocimiento a los lugares escogidos. A inicios de mayo se trasladaron junto al informante a Stamford (Connecticut) donde les suministró un misil tierra-aire –en realidad desactivado– y explosivos plásticos de tipo C-4, “inertes”, según la Fiscalía.
El comisionado Raymond Kelly indica que eran “criminales importantes” y “todos tenían antecedentes penales”, especialmente el presunto cabecilla del grupo, James Cromitie, estadounidense de 53 años que había sido apresado 27 veces.
La policía dijo que los sospechosos tenían antecedentes penales y se habrían convertido a una versión radical del Islam en la cárcel durante anteriores detenciones. Sin embargo, no se les conocía vínculos con la red terrorista Al Qaeda, agregó.
Esta es la última alarma de seguridad en desatarse en EE.UU. luego del secuestro de aviones para perpetrar los ataques en Nueva York y en Washington el 11 de septiembre del 2001.
“Estaban decepcionados... porque el mejor blanco (el World Trade Center) ya había sido alcanzado”, dijo el fiscal Eric Snyder, quien añadió que “estaban ávidos por matar judíos”, y que Cromitie quería ver su acto por televisión para así decir “yo soy el que lo hice”.