A sus 70 años, Francis Ford Coppola, aclamado por la dirección de cintas magistrales como Apocalypse Now y la exitosa saga de El Padrino, afirmó ayer en Cannes que su carrera ha llegado finalmente donde él siempre soñó: a filmar sus propios guiones, con dinero de su bolsillo, sin intervención ni imposición alguna de financistas. Tetro, su reciente entrega, rodada en Argentina en blanco y negro, con video digital y un presupuesto reducido, es fruto de su nueva faceta como outsider independiente. Este monstruo sagrado del cine fue recibido en la Croisette con ovaciones. Pero su flamante esfuerzo cinematográfico, con el que inauguró la Quincena de los Realizadores, es otro título más de su lista de osadías artísticas, provocando desilusión y escepticismo de la crítica internacional.
En Tetro, Coppola se enfoca en dos hermanos, hijos de un célebre músico (Klaus Maria Brandauer). El mayor (Vincent Gallo) ha roto todo vínculo con su familia desde hace años; el menor (Alden Ehrenreich, clon de Di Caprio) busca restablecer una conexión afectiva. Ambos se reencuentran en Buenos Aires, donde el primero vive con su esposa Miranda (Maribel Verdú).
La conversación con el reconvertido Coppola, en la terraza del elegante Stephanie Palace, resulta agradable y relajada. Con mucha humildad, a pesar de ser uno de los maestros del mejor cine americano, va exteriorizando con sus palabras importantes claves de su película, su vida y su trayectoria profesional.
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¿Por qué este vuelco tan radical en su carrera?
Cuando comencé, de muy joven, quería hacerlo todo. No solo escribir el guión, sino también dirigir la historia. En ese tiempo, los guiones abundaban, pero la mayoría eran adaptaciones que, claro está, han producido películas espléndidas. Pero para mí, el verdadero reto consistía en lograr hacer mis propias historias. Acepté dirigir El Padrino y gracias al prestigio que me dio pude lograr un control absoluto sobre mis películas. Pero luego me llené de deudas y tuve que hacer un filme al año para pagarlas. En ese entonces, insistí en que se le diera el crédito a Mario Puzo, porque era el verdadero autor del best seller. Lo mismo sucedió con Bram Stoker y su Drácula. Estos encargos me sirvieron para ganar mucho dinero y poder estar en la posición de rodar las películas que siempre he soñado, con mi propio guión y propios fondos, y poder así firmar, finalmente, con mi propio nombre.
Si diriges una película personal, el guión es una especie de cuestionamiento que encuentra respuesta en el rodaje. Eso me ocurrió con Youth without Youthy, ahora, con Tetro.
Usted siempre ha luchado por independizarse, incluso se ha trasladado a San Francisco, lejos de Los Ángeles, la meca del cine. Ahora se muestra muy satisfecho con este nuevo aspecto de su carrera, pero ¿no se ha replanteado volver a los platós de las megaproducciones que lo elevaron a la cumbre?
Esos tiempos quedaron atrás. No quiero volver a Hollywood a pedir dinero para que luego me sometan a hacer más historias de violencia, venganza, gánsteres y tragedias. Ellos se justifican diciendo que le dan a la audiencia lo que quiere. Pero, en realidad, son ellos los que han creado esa audiencia. Las películas ya no son originales, todas se parecen entre sí, una y otra vez. Me gustaría ver cosas nuevas.
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Entonces, ha priorizado la libertad sobre el dinero…
La libertad no te puede dar dinero, mas este sí la libertad. Pero yo no vivo del ingreso de mis películas. No. En este negocio los verdaderos ganadores son los distribuidores. A los realizadores nos llega solo una ínfima parte de las ganancias. Irónicamente, me he ganado mi libertad y mi abundancia económica gracias a la rentabilidad de mis vinos y mis hoteles.
Volviendo a Tetro, su padre y su tío eran dos músicos reconocidos, al igual que el personaje de esta ficción. Los miembros de esta familia poseen vena artística, como la suya. ¿Intencionalmente autobiográfico o es pura coincidencia?
Nada en la historia realmente sucede, pero todo es verdad. Para mí la familia es esencial, aunque encubre sentimientos ambivalentes, de amor y odio, relaciones complejas y pasionales. Puedes renegar de ella, pero ella siempre te seguirá. Mi familia es muy creativa y mi padre era un hombre maravilloso, aunque vivía frustrado por su falta de éxito profesional. No se parece en nada al de Tetro, que vive, como en las tragedias griegas, en competición con él.
A mis hijos procuré siempre llevármelos a los rodajes, para que aprendieran más que en la escuela. A mi esposa le obsequié una cámara de 16mm con la que desde hace tiempo realiza increíbles documentales. Por ello, al hacer películas personales lo comprendo todo mejor y me siento liberado.
¿Ha encontrado respuestas a sus inquietudes al realizar el filme Tetro?
He aprendido muchas cosas y he encontrado la explicación de otras. Cuando escribes de experiencia personal, te relacionas directamente con todos los personajes. Me vi como alguien que se fugó de la Escuela Militar (tal como el hermano de Tetro), pero también como el padre y el hijo mayor que soy. Tú tiendes a ser todos los personajes y ellos son diferentes aspectos de ti mismo.
El rodaje en Argentina ¿fue una decisión financiera o artística?
En parte fue por razones económicas, porque quería lograr una coproducción en algún lugar donde el dólar, como moneda, tuviera peso. Pero más allá de eso, quería un lugar que tuviese una tradición intelectual de grandes escritores. Y Buenos Aires tiene además una gran tradición teatral, artística, gastronómica que hicieron agradable nuestra estadía en todo este proceso que duró cerca de un año. Hay muy buenos actores, músicos y gente local que tiene experiencia en la industria del cine.
Usted ya ha sido galardonado con una Palma de Oro y el Gran Premio del Jurado en Cannes, por Apocalypse Now y La conversación, respectivamente, ¿por qué no ha sido incluido en la competición principal de este año?
Tenían tanto director famoso en la competición que no había sitio para Tetro. Tampoco me hubiese sentido cómodo imaginándome en esmoquin, en medio de la gala y el glamour de la alfombra roja con un filme independiente bajo el brazo. Entonces me invitaron a inaugurar la Quincena de los Realizadores, cuyo gran mérito es precisamente aglomerar historias como la mía: muy personales, independientes y de mucha calidad.
Y aquí estoy.
Coppola
El guionista, director y productor Francis Ford Coppola nació el 7 de abril de 1939 en Detroit, Míchigan.
Ha dirigido más de una veintena de películas, algunas de ellas aclamadas por la crítica cinematográfica, entre las que destaca la producción Apocalypse Now o la adaptación al cine de la novela de Bram Stoker, Drácula.
Sus obras más populares son El Padrino y El Padrino II, ambas adaptaciones del best seller homónimo del novelista Mario Puzo.