Un día cualquiera, en un canal cualquiera, cualquier anchor presenta un reportaje: “Un estudio reciente ha comprobado que las personas que padecen de osteoporosis también pueden sufrir vértigo, un padecimiento del oído medio. Las más afectadas son las mujeres”.
Rueda la noticia y la voz de la reportera dice: “Un estudio reciente ha comprobado que las personas que padecen de osteoporosis también pueden sufrir vértigo, un padecimiento del oído medio. Las más afectadas son las mujeres”. Y el televidente no puede menos que quedar absorto. Este ejemplo, tomado de ‘Televistazo’ el lunes anterior, puede servir para cualquier noticiario local.
Publicidad
¿Error del anchor?… ¿será que el anchor redacta sus entradas?... Difícilmente, al menos no en la mayoría de los noticiarios locales.
Error de quienes redactan las entradas para que los anchor las lean, que no son capaces de revisar los inicios de los reportajes. Cierto es que ambas entradas deben coincidir en la idea central del reportaje, pero el error está en no poseer las herramientas idiomáticas necesarias y sentarse cómodamente en la silla de redactor.
Publicidad
La conducta errática se vuelve risible cuando en ciertas ocasiones, una vez terminado el reportaje, el anchor se sirve hacer un comentario de la nota con su compañero(a): “Increíble, ahora quienes tengan osteoporosis también pueden sufrir de vértigo, ¡ah!, y las mujeres son las más afectadas”. “¡Exijo una explicación!”, diría Condorito, y yo puedo menos que reírme.