Fluminense, uno de los clubes más populares del fútbol brasileño, deberá enfrentar a la justicia pero no por su desempeño en la actual Copa Río: el Ministerio Público de Río de Janeiro lo acusó de crímenes ambientales.
Según una denuncia planteada el lunes por esa dependencia, el Fluminense taló árboles e hizo quemas en la Mata Atlántica, uno de los ecosistemas más amenazados de Brasil, sin contar con licencia ambiental.
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Los supuestos crímenes ambientales se dieron desde septiembre de 2007 como parte de las obras para construir el campo de entrenamiento de Xerem, en el entorno de la Reserva Biológica do Tinguá, según un comunicado del Ministerio Público.
La dependencia judicial pretende obligar al club a restaurar las áreas degradadas, plantando especias nativas que el equipo deberá comprar bajo orientación del Instituto Chico Mendes, el organismo oficial encargado de resguardar las áreas protegidas del país.
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El fiscal Renato Machado, a cargo del proceso contra el equipo, pidió también que Fluminense realice actividades de prevención de incendios y otras formas de daño ambiental en la zona costera donde se produjeron los daños.
Incluso si el club fuera autorizado a ejercer su actividad en ese local y se le permita la devastación, la ley condiciona esos casos a una compensación ambiental que impone al agresor la obligación de destinar una área equivalente a la extensión degradada, con las mismas características ecológicas y en la misma cuenca hidrográficas, dijo Machado, en el comunicado.
El conjunto de Río de Janeiro no formuló comentarios de inmediato sobre la acción del Ministerio Público.