Es la primera mujer que la telefónica Conecel contrató para el área de monitoreo de la red, donde normalmente laboraban hombres. Fue en 1999 cuando Marisol Chóez obtuvo su segundo empleo, con la intención de crecer y superar las barreras que, sentía, le había puesto su primer jefe en otra compañía, donde no le asignaban nunca trabajo de campo para poner en práctica sus conocimientos de ingeniería electrónica.
Pero crecer como profesional no fue fácil para esta ingeniera electrónica que hoy ocupa la gerencia de operación y mantenimiento de conmutación de la telefónica, en la que domina todas las áreas relacionadas con el servicio que da la empresa, donde comenzó a laborar aun contra la voluntad de sus padres, quienes no veían con agrado que haga turnos rotativos que incluían trabajar de madrugada o antes del amanecer.
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“Mis padres se preocupaban, pero con el paso del tiempo se fueron adaptando a mis horarios. Yo me había preparado para ejercer una profesión y debía desarrollarme contra cualquier adversidad”, comenta esta profesional, quien después, cuando contrajo matrimonio, también debió buscar la comprensión de su esposo para salir sin complicaciones a llamadas de emergencia para superar problemas en la red de la telefónica.
Hoy Marisol tiene a cargo a 37 personas, 30 de ellas varones, con quienes –dice– en ocasiones es más cómodo trabajar, porque hay mujeres que son un poco más resentidas ante cualquier recordatorio del jefe o algún llamado de atención. Sin embargo, como gerente aprendió a manejar a su personal.