Servir. Con esta palabra resume Homero Vera, coordinador de la Defensa Civil de Yaguachi, ese espíritu que tienen los voluntarios de actuar en emergencias, como en el caso de las inundaciones en el Litoral, pese a que no cuentan con la logística necesaria para dar una respuesta inmediata.

Tan solo con echar un vistazo a los locales donde funcionan estas instituciones y conversar con los voluntarios y coordinadores se evidencia el abandono en el  que  están estas dependencias por parte de lo que antes fue la Dirección Nacional de la Defensa Civil, ahora denominada Secretaría Nacional de Gestión de Riesgo.

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Este nuevo nombre surgió en enero del 2008, mediante decreto ejecutivo 1046A, publicado en el Registro Oficial 345.

En la Defensa Civil de Naranjito, por ejemplo, Nelson Peñafiel, quien lleva diez años de voluntariado, tiene que sacar un foco del área principal cuando quiere ingresar en la bodega y así mostrar los seis chalecos vetustos con que cuentan para atender los casos de emergencia. No poseen camillas ni radios de comunicación.

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“Tenemos un bote, pero no el motor”, refirió Peñafiel.

La situación es similar en Yaguachi, donde los 33 miembros activos que tiene el cantón se reúnen en un local que les presta el Municipio, el cual se inunda cuando llueve. “El bote flota aquí adentro”, dice Enrique Palomeque, un voluntario de 40 años, con 13 de servicio a la institución de socorro.

Homero Vera, coordinador de este ente, aseguró que una de las necesidades prioritarias es un vehículo para movilizarse, porque si bien el Municipio aporta con algún carro, ellos tienen que ver la forma para comprar el combustible.

En la parroquia Taura del cantón Naranjal, Lidia Silva Valladares, de 78 años, es quien preside la Defensa Civil y la coordina desde su casa, porque con otros 16 voluntarios, entre padres de familia y jóvenes estudiantes, no tienen dónde reunirse, menos radios de comunicación, botes o chalecos.

Silva todavía recuerda la emergencia del año pasado, cuando tuvo que pedir ayuda de casa en casa para darles de comer a los damnificados que rescató del recinto Jagüito, que se fue a pique y que  albergó en el colegio Falconí Villagómez.

“Incluso tuve que fiar comida en una tienda y todavía debo 150 dólares”, comenta Silva, a quien su esposo, Eloy Vásquez, de 87 años, le pide que ya deje la Defensa Civil. “No puedo, porque esta gente de aquí no hace nada por nadie y tengo que ayudar en caso de que haya otra inundación”, comentó.

Añadió que “la única radio que tenía la mandé a la Defensa Civil de Guayaquil para que la arreglaran, pero aún no me la devuelven”.

En Milagro, Fabricio Delgado, coordinador, dijo que  han recibido apoyo del gobierno local, en logística y recursos. La Alcaldía y el Ministerio del Litoral les facilitaron dos botes fuera de borda en la emergencia del año pasado.

Aún así ellos indican que necesitan de más equipos y  un bono para que en  los días de emergencia  los voluntarios tengan cómo alimentarse.

En este sentido, el 4 de octubre del 2008, en una entrevista que este Diario le hizo a Lorena Cajas, quien preside la Secretaría Técnica de Gestión de Riesgo, ella dijo que uno de los objetivos del nuevo ente era fortalecer el voluntariado y que se había reformado el reglamento, donde el monto diario para los voluntarios era de $ 2 y que había aumentado a $ 6, pero solo en Manabí les han notificado que recibirán este cupo.

Otras provincias
El coordinador del sistema 911 de la Unidad Provincial de la Secretaría de Gestión de Riesgo en Guayas, Jorge Martínez, destacó que el año pasado solo para operación recibieron una asignación de 100.000 dólares, de los cuales todavía tienen un remanente (no especificó la cantidad).

Martínez sostuvo que están listos con equipos y herramientas para una emergencia.

Mientras que en la oficina de la Secretaría Técnica de Gestión de Riesgos (STGR), en Manabí, hay más imágenes de santos que camas para el descanso de los voluntarios.

 En la Unidad Provincial de Los Ríos, los miembros  tienen que comunicarse a través de mensajes vía celular porque las radios no sirven y el seguro de vida que les ofrecieron tampoco se  ha cumplido. La necesidad de un local y logística es igual en esta provincia como en las otras del Litoral.

“Estamos esperando que se cumpla con el proceso de transición, aún no hay resultados”, señaló David Granados, coordinador en Los Ríos, al tiempo que agregó que los siete botes con los que cuenta la provincia están listos, pero los 35 voluntarios no tienen uniformes.

Cifras

7
Millones de dólares fue el presupuesto que el año pasado tuvo la Secretaría Técnica. Este año todavía no se aprueba el nuevo rubro.

7
Botes están listos en caso de una emergencia en la provincia de Esmeraldas.

2
Radios de comunicación y una sola base es lo que posee la Junta de Milagro para comunicarse en las emergencias.

15
Chalecos nuevos y un bote poseen en Yaguachi desde la pasada emergencia; estos fueron entregados  por el Ministerio del Litoral.

360
Voluntarios activos existen en la provincia de Los Ríos. Cuando se presenta una emergencia, los 200 pasivos se suman para ayudar.