Hollywood recordó ayer la partida del actor Johnny Weissmüller, que encarnó al inolvidable Tarzán de la selva y cuyo grito se convirtió en toda una leyenda del cine norteamericano.
Weissmüller, que murió el 20 de enero de 1984 de un derrame cerebral, fue campeón olímpico de natación, de donde pasó al cine y alcanzó la fama como Tarzán, un salvaje bueno que recorría la selva agarrado de lianas, luchaba contra despiadados animales y congregaba a otros al sonido de su portentoso grito.
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La historia del cine tuvo antes de Weissmüller a cinco tarzanes, pero del cine mudo, y otros después del grito a todo pulmón del ahora desaparecido actor. Sin embargo, el origen de tan famoso alarido no queda claro, pues mientras Weissmüller decía que se había inspirado en los cantos tiroleses, la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) indicó que expertos de sonido lo amplificaron con ruidos de animales. Otros aseguraron que se usó a un tenor.
Weissmüller dio vida a Tarzán en más de una docena de cintas entre 1932 y 1949. Antes de llegar a Hollywood ya era uno de los mejores nadadores de la primera mitad del siglo XX. Nació en 1904 en Temesvar (actual Timisoara, Rumania), pero sus padres emigraron a Chicago cuando era un bebé y posteriormente él aseguró haber nacido en Pensilvania, quizás para ser elegido en el equipo olímpico de EE.UU.
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Su última aparición en el cine fue con Won Ton Ton, en 1976, un año antes de su segundo ingreso a un hospital, en California, afectado por una trombosis cerebral y un paro cardiaco.
Se casó seis veces y la última fue María Brook, con quien en 1979 se fue a vivir a Acapulco (México), cerca de donde había rodado su última película como Tarzán. Se dice que se volvió loco y creía que era Tarzán.