El general (r) Frank Vargas Pazzos, quien fuera jefe del Comando Conjunto en la época del fallecido presidente León Febres-Cordero (LFC), se precia de ser un rebelde, defensor de la dignidad humana desde que tenía 12 años, cuando le pegó dos tiros con una escopeta a un inspector del colegio que lo insultó. También de haber estado preso más de diez veces, la primera, por protagonizar un levantamiento en el Colegio Militar en 1954.
Asegura que gracias a él Carlos Julio Arosemena se hizo Presidente, por un levantamiento que protagonizó “también en Taura”, cuando era Presidente del Congreso y lo cogieron preso. Insiste en que secuestró a Velasco Ibarra cuando era teniente (en 1961, para exigir reivindicaciones sociales para la tropa en Salinas), pero no a Febres-Cordero y niega cualquier participación en la insurrección de los miembros de la Fuerza Aérea que el 16 de enero de 1987 tomaron como rehén durante doce horas al Presidente en la base de Taura y exigieron a cambio su liberación.
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Atribuye a este hecho a la lealtad de la tropa y señala que Febres-Cordero le había querido matar por circunstancias personales y señala que Taura le dio a su nombre una dimensión política.
¿Usted fue el Lucio Gutiérrez de León Febres-Cordero?
¿Por qué?
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Un militar que se subleva con aspiraciones políticas...
Sí, yo me preparé, yo fui a la universidad y cuando tenía 16 años y era cadete del Colegio Militar me preguntaron si iba a ser General y dije: “voy a ser Presidente de la República”.
Febres-Cordero dijo en el documental 25 años de Democracia en Ecuador que desde que lo nombró sabía que iba a tener problemas...
¿Así dijo? Él me llamó, yo estaba en México. Vine y le dije que no quería ser Comandante. Le pedí que nombre a mi hermano René y él dijo: “no, usted es el Comandante”. Fue en la casa de él, y de ahí fui el hombre más leal hasta la muerte.
Pero usted se le sublevó...
Sublevarse es hacer toda una organización para derrocar a un gobierno, yo era jefe del Comando Conjunto y había denunciado actos que reñían con la moral, como la compra del avión Fokker y otras cosas de las que tengo documentos, pero quiero ser consecuente con mi decisión de saludar a Febres en la clínica.
¿Quiso dar golpe de Estado?
En mi intención no hubo un golpe de Estado, sino ejercer el derecho de ser jefe del Estado Conjunto, la máxima autoridad. Hubo un conflicto con el ministro de Defensa (Luis Piñeiros) porque me opuse a que se hiciera una maniobra militar y él la ejecutó. Yo era un militar profesional graduado y condecorado en cuatro academias del mundo, no era un pintado en la pared.
Eso se interpretó como un acto de insurrección de mi parte, hablé con el secretario de la Administración, Joffre Torbay, y le expliqué, pero ya había alguna actitud contra mi persona por problemas con mi hermano, que había hecho denuncias contra el gobierno (cuando fue ministro de Petróleos), además, mi hermano y Piñeiros eran rivales desde el Colegio Militar.
Cuando me atrincheré en la base de Manta tuve el apoyo del Ejército, la Policía, la Marina y, sobre todo, de toda la provincia, que se levantó. Ahí sí ya se estaba creando un conflicto político, pero yo no quería, jamás me dejé doblegar cuando la gente me ofrecía ‘mire, tome el poder’. Hubiera dado un paso en Manabí y las otras provincias iban cayendo, como sucedió cuando me levanté en Quito y todo Quito fue a la Base Aérea.
¿Entonces usted dijo que quería caminar sobre el Palacio?
Sí, yo también fui muy, muy... Yo tenía una educación política. Yo llamé al vicepresidente (Blasco Peñaherrera), que nunca me contestó, llamé al presidente del Congreso, que era Averroes Bucaram, y le dije que él tomara el mando porque el vicepresidente no aparecía. Claro, yo me sentí halagado, pues los sindicatos, todo mundo fue a la base donde di un discurso afuera, que siempre sacan en la televisión, esa noche me cogieron preso en la Base.
Ahí sí se complica lo militar y se hace político, yo cometo un error afuera al declarar: “Mañana marcharé sobre el Palacio”, y ahí Febres me lanza al Ejército, me rodean con tanques, yo con 40, 80, 100 hombres con fusiles contra cañones, tanques, entonces, claro, me derrotaron.
Lo digo con toda vanidad aquí, con humildad, nadie despertó tanto problema, la prensa española, alemana, en Austria me hacen una gran alabanza. Ecuador salió por primera vez en la Enciclopedia Británica.
¿Por qué tuvo apoyo del Congreso, tenía amigos?
Era contra Febres, pues. Conocía creo a mi hermano que era diputado, estaba (Jamil) Mahuad, el negro (Jaime) Hurtado (diputado MPD), que eran mis amigos, y se comenzó a debatir, no que estaban a favor mío, sino que se investiguen mis denuncias de negociados.
¿Cuál fue su papel en el secuestro de León Febres-Cordero?
Yo tenía un año preso y viene lo de Taura. Estaba confiado Febres y fue a una ceremonia ahí. Yo nunca supe nada, yo estaba incomunicado, yo no intervine en la planificación. Yo no lo cogí preso a él, a (José María) Velasco sí (en 1961), pero no a Febres. Ya me habían pasado a Quito, tenía una salita decente con respeto a mi jerarquía, cuando ¡pum! entraron los soldados y me llevaron en un helicóptero a Latacunga, ahí me entero que lo habían cogido preso. A las pocas horas me llevaron a Taura para intercambiarme. Me inyectaron algo que yo me sentía drogado...
¿Usted estaba drogado?
Eso es una calumnia de él, yo quería aclarar con él eso. Antes de morir quería una conversación, pero respetuosa, y decirle: ‘a ver, Presidente, antes de morir, confiese, diga la verdad’, además dice que no me ha ascendido, que yo me he sublevado, fue por la corrupción que había en el gobierno...
¿Qué sentimientos hacia LFC albergó en 21 años?
No digo lástima, no digo tristeza, no digo odio, una especie de amargura, porque sucedieron actos severos y muertes.
¿Quién tenía que perdonar?
Entre seres humanos no existe el perdón, sino comprensión.
¿Por qué decidió visitarlo?
Hace 8 años mucha gente me ha pedido que hable con él, Torbay fue primero, yo le dije: ‘dile que si él me llama, yo voy’. Nunca me llamó, pero después sí quise reunirme para, en secreto, los dos diseñar y hablar de todas las mentiras que se han dicho y crear una página de la historia que sea factible leerla en la verdad y que se descubran los culpables que andan sueltos... A Febres lo veo como un guerrero, él sí fue frontal.
¿Se encontraron alguna vez?
Lo vi una vez en Guayaquil en el monumento que se le hizo a Carlos Julio (Arosemena, quien lo visitó en prisión). A mí me nombraron en el Comité pro monumento y a él también. Cuando murió Carlos Julio él dio el discurso en la Gobernación, pero el pueblo me pidió que yo diera el discurso en el cementerio y me le fui contra su discurso, yo todavía estaba con esa intención de pelea.
¿Cuando lo fue a visitar, en la clínica antes de su muerte, no?
La sensibilidad humana de ver a un hombre que fue, pues, mi jefe como político y yo militar, y al verlo en esa situación de tragedia, dije: ‘quiero darle la mano’, y en silencio me hubiera retirado. Hablé con el doctor Gilbert, le pedí que le consultara y hubo aceptación por parte de Febres de que vaya.
¿Cómo lo recibió?
Él me buscó la mano, yo se la cogí y él me la apretó. Me dijeron ponga el oído y el sí me dijo: ‘Frank, yo te quiero mucho, me equivoqué contigo...’.
Dijo: ‘esta visita es... ¿cómo se dice esta cosa que te cura?... como un bálsamo para mi dolor’. Yo le dije: ‘Usted es un luchador, un guerrero’. Me trató de Frank y me dijo: ‘Qué tarde este encuentro entre los dos’. Iba a ir al entierro, no fui por el resfrío. Pero me puse a pensar que en esa montonera alguien... me iba a abrazar la gente, porque en Guayaquil causo motines en la calle... Pero igual pudo haber gente que me quiera agredir.
FRANK VARGAS PAZZOS
EDAD
78 años.
PROFESIÓN
General de la FAE y comandante del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas; fue candidato presidencial en 1988, 1992 y 1996 por el desaparecido APRE; y en el 2002 fue candidato a vicepresidente por el PRE.
CARGOS
En 1996 durante el gobierno de Abdalá Bucaram fue diputado y ministro de Gobierno.