| Fotos: Víctor ÁlvarezEl crecimiento excesivo de vellos en zonas donde la mujer no debe tenerlos es una condición llamada hirsutismo, que causa molestia física, psicológica y estética. Frida Kahlo (1907-1954) fue una pintora mexicana que tenía hirsutismo, es decir, un crecimiento excesivo de vellos en áreas donde son exclusivos del hombre: cejas abundantes y unidas, bigotes, patillas, entre otras.Seguramente a Frida no le molestó tenerlos, de hecho le agradaba ser la protagonista de sus propios cuadros. Según María Teresa Noboa de Bonilla, experta en Etiqueta y Protocolo Empresarial, la presencia de vellos, especialmente en la zona de axilas, está ligada a una apreciación de orden cultural. Algunos europeos, lejos de sentir desagrado con las mujeres que los lucen, los aprueban, contrario a lo que sucede en América. En Ecuador, por ejemplo, “algunas mujeres se sienten muy atractivas con sus piernas y axilas pobladas de vello, por eso las exhiben orgullosas, incluso con la aprobación y gusto de sus parejas”, dice la psicóloga educativa Soledad Ramírez de Villafuerte. Pero otras, agrega, sienten lo contrario, porque lo consideran poco femenino e incómodo desde el punto de vista físico y psicológico, tan dañino emocionalmente como la caída del pelo.Ese impacto es muy fuerte y capaz de condicionar la vida social, laboral y afectiva de las afectadas. Les causa un deterioro grave de su imagen personal. Por ello buscan tratamientos orientados a eliminar los vellos. Sin embargo, la solución no solo la encuentran en un spa, sino con un especialista que determinará la causa del problema. Origen del excesoLa endocrinóloga Paulina Flórez Cuevas dice que el hirsutismo es una condición que solo se da en la mujer y puede deberse a trastornos en las glándulas adrenales (localizadas sobre los riñones), los ovarios o el compartimiento periférico, que es la unidad pilosebácea, es decir, el vello. Tales problemas hay que diferenciarlos del constitucional o nacimiento, es decir, del heredado. En este caso los vellos crecen en zonas exclusivamente femeninas y son largos, como les sucede a las mujeres de origen árabe. Cuando el exceso de vellos es por causa hormonal hay que medir los niveles de testosterona, que es la hormona sexual masculina que la mujer también tiene porque los ovarios la secretan en pocas cantidades. También hay que investigar a los andrógenos que provienen de las glándulas adrenales (dihidroepiandrosterona –DHEA– y la androstenediona) y tienen efectos mínimos en el desarrollo de las características masculinas. Flórez agrega que de existir un tumor en el ovario (que se lo encuentra con un eco transvaginal) este producirá mayor cantidad de testosterona (sobre 4 udl), lo que virilizaría a la mujer. Esto puede suceder a cualquier edad, pero más en la etapa media de la vida. Incluso si hay tumores adrenales (se descubren fácilmente mediante una tomografía computada de abdomen con contraste) la mujer tendrá niveles altos de esta hormona. “El vello excesivo empieza a aparecer en la primera infancia; a los 8 años cuando es familiar, y cuando es tumoral u hormonal a los 30 o 40 años”, agrega. La dermatóloga Blanca Almeida dice que si el origen del exceso de vello está en el folículo piloso es porque hay mayores receptores para la testosterona, haciendo que aumente el crecimiento del pelo en áreas de naturaleza masculina, con mayor actividad de la enzima 5 alfa reductasa. También el hirsutismo se produce por causas medicamentosas como los corticoides (antiinflamatorios) y el uso de minoxidil (se usa para la hipertensión, pero actualmente para la caída del cabello). Fuera vellos Si el exceso de vellos es por herencia, la mujer siempre será velluda y el tratamiento será la destrucción del vello mediante electrólisis, luz pulsada intensa o láser. El riesgo del primero, que es definitivo, es dejar cicatrices antiestéticas por el tiempo que se prolongue el tratamiento, por lo cual en la actualidad está en desuso. En el segundo, el vello vuelve a salir en tres o seis meses; y para el tercero, que también es definitivo, se requieren al menos tres o cuatro sesiones. Si es funcional hay que bloquear la hormona que está trabajando de más. Por ejemplo, si es por un tumor ovárico se da un anticonceptivo oral que contenga epinil estradiol más acetato de ciproesterona; y si es un tumor adrenal, un corticoide para bloquear la formación de los andrógenos. Si es del comportamiento periférico, la acción de la 5 alfa reductasa se verá disminuida con diuréticos como la espirono lactona, tanto tópica como sistémica, que produce lentitud en el crecimiento del vello o lo hace más fino. También se considera de utilidad el uso de simetidina, un antiulceroso que tiene efecto antiandrogénico, pero se requiere un tiempo prolongado de uso para ver resultados.