Como parte de una tradición que realiza la Iglesia, antes de una ceremonia de canonización, el martes 23 de septiembre una comisión dirigida por el arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui, tomó parte de las reliquias del cuerpo de Narcisa de Jesús, en el santuario de Nobol, para llevarlas a Roma, el 12 de octubre.
Según José Delgado, médico internista, y José Páez, médico clínico, presentes en las tomas de las reliquias (piel y restos de Narcisa), el cuerpo de la futura santa se halló incorrupto, tal como la Iglesia lo ha difundido desde que ella murió.
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“Encontramos huesos completos, tendones y músculos en forma momificada, es decir, adheridos al cuerpo. No encontramos explicación científica para este hecho”, afirmó Delgado, con 32 años en la carrera de medicina. Mientras que Páez dijo no haber percibido ningún olor desagradable, como debería ser un cadáver en estado de descomposición.
Además, agregó, el cuerpo está tan bien conservado que se pudo sacar, sin ningún problema, los restos de piel, músculos y tendones.
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Las muestras examinadas corresponden a las piernas y los pies de Narcisa de Jesús. De las primeras se tomaron pequeños fragmentos para llevarlos a Roma y depositarlos en sitios destinados por la Santa Sede, como suele ocurrir con todos quienes son proclamados santos.
Los médicos aseguran que el estado de momificación, tal como fue encontrado el de Narcisa, sencillamente no debería darse. “Después de dos años un cadáver está casi descompuesto, esto lo he comprobado en las exhumaciones en las que he estado”, dijo Delgado y agregó que llama aún más la atención encontrar incorruptibilidad después de 140 años.
Narcisa falleció en Lima el 8 de diciembre de 1869. Sus restos llegaron a Guayaquil en 1955, donde permanecieron hasta que en 1972 se trasladó a una cripta de Nobol y luego al santuario.
Monseñor Arregui también informó que estas muestras, así como restos de ropa y otras reliquias de la santa, serán adheridas a las medallas que la Arquidiócesis ha mandado a confeccionar y que serán repartidas en Roma y Ecuador para autoridades eclesiásticas.
En la toma de las reliquias estuvieron presentes también el rector del santuario, Stanley Henríquez, y el obispo auxiliar, Marcos Pérez.