La muerte del compositor quiteño Claudio Aizaga deja ver la representación nacional de escritores de música contemporánea.
“En la familia aprendimos que cuando uno da un sentimiento, cuando uno entrega una idea, una emoción, no solamente que no se pierde, sino que esa idea cada vez es más grande, es más fuerte”. Con estas palabras Patricio Aizaga, director de la Orquesta Filarmónica del Ecuador, recuerda las enseñanzas que le inculcó su padre, Claudio (Quito, 1925), quien falleció el lunes pasado.