La novela que transmite Ecuavisa de lunes a viernes le dio el primer papel protagónico al actor, tras 16 años de carrera. El secreto de Toño Palomino reunió a actores de teatro y TV, una mezcla exitosa que tendrá 30 capítulos más y se extenderá hasta diciembre. ¿Quién dijo que en la puerta del horno se quema el pan? El de la panadería Izurieta, el escenario principal de la telenovela El secreto de Toño Palomino, crece cargado de una levadura de éxito y se comercializa con alto rating (hasta 45 puntos) entre sus principales comensales: los televidentes. Es una propuesta que mezcla drama, comedia e historias de amor y que, aunque se basa en la producción argentina Los secretos de papá, cuyos derechos fueron adquiridos por Ecuavisa, presenta un guión adaptado totalmente al estilo ecuatoriano. La trama se graba en el estudio 3 del canal, en la avenida Juan Tanca Marengo, que ha sido ocupado en su totalidad para el montaje. Allí los escenarios por sí solos dan vida a la novela: la panadería; la moderna casa de su dueño, Pablo Izurieta, y la de Toño Palomino, que resalta por ese aspecto añejo del barrio Las Peñas. En su interior, Martín Calle, quien encarna a Toño, se siente como en su propio hogar. De hecho, solo le falta dormir, porque su papel implica grabaciones diarias y en ocasiones jornadas de 08:00 a 22:00. Pero pese al cansancio y a que tiene menos tiempo para su familia, Martín está feliz. Es su primer papel protagónico y el personaje, comenta, es parecido a él. Toño es un actor sin suerte que se resigna a interpretar el papel de un gay para un programa de televisión que pretende destapar un supuesto caso de discriminación laboral en la cadena de panaderías Izurieta. En su búsqueda encuentra primero el amor en Angélica (Carolina Jaume), la esposa de Paul (Diego Spotorno), el hijo del dueño del negocio. En la vida real, Martín es un actor con 16 años de carrera que hoy, a sus 32 años, encontró la oportunidad de un papel principal después de hacer dos meses de casting. “El protagónico surge porque el canal me lo propone, pero tuve que competir con actores locales, de Perú, Colombia. Y por suerte el canal apostó por un ecuatoriano que no tiene nada de pinta, pero que sabe mucho”, dice orgulloso. Martín se formó como actor teatral con el grupo La Mueca e incursionó por primera vez en la televisión en 1997 con el personaje del turco Karim, en el programa ‘Chispazos’; luego vinieron los espacios cómicos Sin ánimo de ofender y Se parece pero no son. Hizo La Mamirruchis en la playa y El Cuartel de las Feas, esta última en Colombia. A su retorno se integró al elenco de Vivos hasta hoy. “Necesitaba hacer algo mío, porque me sentía con las manos atadas y bueno fue un boom”. Como a Toño, a Martín le gusta el “vacile y la vida bohemia”, tiene una hija de 15 años, Amanda, y dice ser un buen amigo.Con Toñito no hay similitudes, aclara. “Martín Calle interpreta a Toño y Toño es el que crea a Toñito. Y es un gay que no se metió para que sea la burla, la típica mofa, el hazmerreír de todo el mundo; por el contrario, es bondadoso, lindo, buen amigo, y eso es lo que la gente vio reflejado en la novela”, manifiesta. A amasar el panLa novela fue un desafío no solo para Martín sino para el equipo en general, integrado por 90 personas, incluidos los actores, directores, productores y asistentes. Los actores de teatro y televisión, entre quienes figuran Carolina Jaume, Paul Martin, Claudia Gómez, Héctor Garzón, Marcelo Gálvez, Dora West, Darío León, Paloma Yerovi, Diego Spotorno, Verónica Pinzón, Tomás Delgado, Ricardo González, debieron integrarse entre sí y adaptarse a un formato de novela cómica. Para ello, un experto argentino vino para dictar un curso de un mes, que fue además una guía sobre la producción. “Se analizaron los personajes y el estilo de ellos y de la novela en sí. Por ejemplo, en ciertas escenas había mucho romance y el guión pedía que entraran los tres majaderos de los panaderos y rompieran totalmente el esquema”, cuenta Darío León, el actor quiteño que caracteriza a Trompita, uno de los trabajadores de la panadería Izurieta y amigo de Toño. Otros, como el peruano Paul Martin, se adaptaron a cambios en su apariencia. De su imagen de padre joven en ‘Súper Papá’, el actor pasó a ser un hombre de 53 años (en realidad tiene 42) que dirige un negocio de familia. Las maquilladoras se encargan –cada día– de lograr ese efecto de canas que se ve en las escenas con un aerosol especial. “Es entretenido hacer un personaje mayor, aunque no es la primera vez porque he hecho caracterizaciones en teatro”, dice. Los actores también tuvieron que aprender de panadería y repostería, a amasar el pan y a reconocer los utensilios empleados en el área de cocina. Una capacitación en la Escuela de los Chef les sirvió para ubicarse con seguridad en la panadería. De amores y enredosEl éxito de Toño Palomino, que se extenderá 30 capítulos más (pasará de 120 a 150) y seguirá hasta diciembre en la pantalla, se debe en parte a su historia, coinciden los actores. El guión entrelaza amores prohibidos y frustrados, dramas familiares, luchas diarias y situaciones cómicas. A más del amor en silencio que Toño ve acrecentar por Angélica, está la historia inconclusa de 20 años atrás de Pablo Izurieta (Paul Martin) y Eloísa (Claudia Gómez), una de las empleadas de la panadería. Eloísa es la jefa de repostería del local. Está casada, tiene dos hijos y su esposo, Galo (Marcelo Gálvez), quien trabaja también en la panadería, ha hecho que pierda el amor por él. “Dejó de amar a Galo por su irresponsabilidad, porque es jugador, fuma, toma. Está enfermo, se descuida de él, de sus hijos. Eloísa es el pilar, la mano dura del hogar. Ella lo cuida, lo respeta, por eso mantiene oculto su secreto con Pablo”, cuenta ella vestida con el uniforme de la panadería. Pero no aguanta más y la confusión la hace irse de viaje (en el capítulo 21). Ahora está de vuelta (en el capítulo 68) y graba las escenas que pondrán a estallar ese amor, dice, sin adelantar detalles. También está Paúl Izurieta (Diego Spotorno), el esposo inmaduro de Angélica que le es infiel con Pamela (la cantante y bailarina Dora West), otra empleada de la panadería . Diego Spotorno, con experiencia en novelas (Todo sobre Camila, Dr. Amor, Cosa seria) y programas cómicos (‘Solteros sin compromisos’), dice que disfruta de su personaje. “Si bien es un hombre ya grande, casado, no ha dejado de ser engreído y cuando las papas queman el tipo sale corriendo o recurre al papá, o su solución para las cosas son bastante tontas o infantiles y eso me gusta porque es divertido de hacer”. Como en su caso y el de Darío León, los personajes han ganado protagonismo y con el pasar de los capítulos adquieren mayor presencia. Claro, que en las próximas escenas también se suman actores invitados y nuevos personajes. Aunque no todos coinciden un mismo día en la grabación, cuando se juntan, en los camerinos no faltan las bromas (Martín es el que va siempre en busca de alguno de sus compañeros y arranca las sonrisas), los comentarios sobre la novela o alguno que otro plan para salir a comer en grupo. La camaradería es evidente y se ve reflejada a diario en la pantalla, donde el pan de los Izurieta se vende bien.