| rrivadeneira@radiocity.com.ecTim Burton se mueve entre las sombras y la luz como un viajero sin fronteras. Nos ha acostumbrado a personajes sombríos y excéntricos, pero con esperanza de por medio. Este aclamado director de cine será recordado por películas como Beetlejuice (1988), Batman (1989), Edward Scissorhands (1990), Ed Wood (1994) y por Sweeney Todd (2007). Pero su más reciente producción lo llevará al País de las Maravillas cuando en el 2010 estrene una nueva versión cinematográfica del clásico de Lewis Carroll, Alice in Wonderland. Burton, que de por sí es una especie de amalgama viviente entre el dios del rock argentino, Andrés Calamaro, y el líder de The Cure, Robert Smith, ha estado los últimos meses buscando al elenco perfecto para su nueva “pesadilla”. Hasta el momento va bien, no solo encontrando a la protagonista de su nueva obra, una australiana de 18 años llamada Mia Wasikowska, sino también a su Sombrerero Loco, papel encarnado por Johnny Depp. Esta nueva colaboración marcaría la séptima vez que el director y actor se han encontrado en un proyecto. Dejando el calor del proyector a un lado nos adentramos a un mundo mucho más simple, donde la mezcla de la imaginación y las palabras emborracha al lector. Echando un vistazo a la historia detrás de la obra original de Carroll, encontramos un sinnúmero de referencias alegóricas en páginas de creativa narración. Lewis Carroll, autor de la novela, cuyo verdadero nombre es Charles Lutwidge Dodgson, narra la historia de una niña que cae en una profunda madriguera y aparece en un mundo fantasioso poblado por criaturas fantásticas y seres alucinantes. Y es justo cuando se analiza la fantasía del escrito, que uno suele encontrar extrañas referencias de drogas. La aparición de la oruga fumando una extraña pipa, el esquizofrénico Sombrerero Locoy el conejo con delirios de persecución y extraño gusto por el té, son ejemplos. Se especula que Carroll escribió las historias de Alicia mientras se encontraba bajo efectos de algún alucinógeno. Pero la verdad es que el escritor de 35 años obtuvo su inspiración mientras él y su amigo, Robinson Duckworth, se bañaban junto con las hermanas Lidell, Lorine, Alice y Edith, de 13, 10 y 8 años, respectivamente. Habían decidido entrar al agua luego de que el calor se había vuelto insoportable durante su viaje en barco. Las niñas persuadieron al futuro escritor a contar una historia repleta de tonterías absurdas y sin sentido. Carroll comenzó a improvisar y tenía fascinadas a las niñas. Al poco tiempo, la insistencia de una de las hermanas, Alice, lo obligó a terminar lo que había comenzado como un juego, cuyo nombre original era Las aventuras subterráneas de Alicia. Esta versión de los inicios de la historia también da pie a muchas especulaciones relacionadas con si Lewis Carroll era pedófilo. En sí, las tres hermanas eran hijas de Henry George Lidell, decano de Christ Church, lugar donde el escritor se convertiría en reverendo años después. A pesar de esta aclaración, se conoce que Carroll tomaba fotografías de niñas desnudas, una práctica victoriana considerada normal en su momento, la misma que tenía el consentimiento de los padres de las modelos. A pesar de las malas lenguas, no existe ninguna conclusión fehaciente sobre la naturaleza interna de Carroll. Entre especulaciones y suposiciones, el lector se queda con una historia que invita a nuestros cerebros a maravillarse dentro de un mundo totalmente irreal y una Reina de Corazones peculiar. Burton, famoso por sus visiones oscuras y góticas de mundos que se debaten entre la fantasía y la realidad, tendrá la difícil tarea de brindar cierta realidad, a algo que de por sí se presentó como sueño… ¿pero qué tan difícil será despertar y aceptar la verdad de un mundo donde la gente prefiere soñar?EL AGUACATE en Radio City: FM 89.3 Guayaquil y FM 99.7 la Península, de lunes a viernes, 18:00