| hperez@ecua.net.ecSi hay algo que caracterizó a Italo Svevo (1861-1928) fue su caminar por los senderos de la duplicidad. Comenzando por su propio nombre. Su real nombre no fue Italo Svevo. Este fue su pseudónimo literario, y con el que la posteridad lo recuerda. Su real nombre fue Haronne Hettore Schmitz (o simplemente Ettore Schmitz). Así consta en la sinagoga donde fue inscrito. Aunque sus progenitores eran judíos, su madre lo era de raíz italiana, mientras que su padre había nacido en Alemania, Svevo luego se convertirá al catolicismo. Su vida cabalga entre dos siglos, los siglos XIX y XX, y ella se desenvuelve en Trieste, una ciudad cuyo espacio económico y cultural era, y podríamos decir que sigue siendo, tan italiano como austriaco, y en un arco histórico que va desde la reunificación de Italia (1861) y el fin del Imperio Austrohúngaro hasta el ascenso de Mussolini al poder (1925). Es más, el propio Svevo prácticamente tuvo dos vidas. La una como un empresario que prospera en la pujante Trieste, a la sazón convertida en la puerta de salida de los Habsburgo al Mediterráneo y centro financiero importante, y la otra como un hombre de letras. De día atendía el negocio bancario en el que trabajaba, mientras que por las noches leía y escribía.En Svevo confluyen pensamientos tan difíciles de armonizar como el positivismo, Darwin y el marxismo, y por el otro el pensamiento antipositivista de Freud o negativo de Nietzsche y Shopenhauer. No es de extrañar, entonces, que con su obra Svevo contribuya a marcar la apertura de un nuevo momento literario en Europa, mientras que otro llegaba a su fin. Su estupenda novela La conciencia de Zeno es probablemente de los mejores y más logrados ejemplos del modernismo experimental europeo que llegará a su plenitud con Kafka, Joyce y Proust. La novela está escrita en forma de una autobiografía por su personaje, Zeno Corsini. Este había decidido un día ir a visitar a un psicoanalista –una profesión entonces en su infancia– para que le ayude a terminar con su vicio de fumar. El psicólogo, un tal doctor “S” (en lo que parece una alusión a Sigmund Freud) le recomienda que escriba la  historia de su vida. Zeno se dedica con ahínco a cumplir esta tarea, produciendo intensas y agotadoras páginas. Un día, el protagonista cansado del psicoanálisis pone distancias con el doctor S, e interrumpe bruscamente la terapia en la que tanto había creído. El Dr. S, herido en su orgullo profesional por esta decisión,  resuelve publicar el manuscrito de su paciente. Los apuntes de su ex paciente constituyen precisamente el libro que el lector tiene en sus manos. Este dato consta en una célebre advertencia que aparece como prefacio de la obra.En la novela no hay un argumento realmente, y la trama se articula alrededor de algunas experiencias fundamentales de la vida del protagonista como su dependencia del cigarrillo, la muerte de su padre, el matrimonio y una empresa comercial.El grave problema de Zeno es su frustración por no poder abandonar el cigarrillo. Cada vez que deja de fumar es para él todo un acontecimiento. Ese día lo apunta en su diario como un verdadero triunfo. Esta sensación de triunfo es tan placentera que la única forma de repetirla es volviendo a fumar para nuevamente a dejar de hacerlo y otra vez sentirse como nuevo. Zeno atribuye su inconstancia en la vida –comenzó estudiando química para luego seguir jurisprudencia– precisamente a su ineptitud por dejar este vicio.    Sin embargo, poco a poco Zeno asume conciencia de que su problema es  su incapacidad por aceptarse a sí mismo tal como es. En las diversas situaciones por donde atraviesa su vida, desde sus relaciones con la esfera femenina hasta su trabajo, Zeno es prisionero de su ineptitud, dudas y vacilaciones. Por ello es que la búsqueda de la salud se volverá el único objetivo de su vida. Pero al hacerlo Zeno descubre que su situación de “enfermedad” es precisamente la que le otorga una condición abierta, disponible a muchas formas de desarrollo. (“Solo nosotros, los enfermos, conocemos algo de nosotros mismos”). La salud se reduce al defecto de la inmutabilidad. Al final Zeno logra sanarse, o al menos él lo cree. Descubre que su enfermedad, en el fondo, la sufre la sociedad entera, lanza sus dardos contra el psicoanálisis y termina por predecir la autodestrucción del ser humano. La conciencia de Zeno fue publicada en 1923, cuando Svevo tenía ya 62 años. Al igual que sus anteriores obras, esta también la tuvo que editar él mismo, y asimismo pasó desapercibida en Italia. Esta vez, sin embargo, James Joyce, con quien Svevo trabó amistad durante la estadía de aquel en Trieste, se interesó en la obra y lo animó a que la tradujera al francés. En 1926, el libro recibió enorme respaldo de la crítica francesa. Ya un año anterior Eugenio Montale también lo había notado en su revista milanesa. Svevo murió luego de un accidente de tránsito mientras preparaba otras obras. Tejida con puntadas de comicidad y tragedia, La conciencia de Zeno  es una novela cuya lectura recomendamos.