Hancock arranca como una comedia, pero en la mitad de la trama, luego de una inesperada revelación, la historia se orienta hacia el drama. Cuando la película se pone seria decae por completo.

En el cine los héroes sobresalen de acuerdo a los villanos u oponentes a los que se enfrentan. Si “el malo” no está bien construido desde el guión, el héroe se convierte en un personaje insulso que no despierta atracción, y Hancock es una prueba de ello. Lo mejor de esta producción es la forma como está filmada. Le pasa el trapo a muchas realizaciones de superhéroes por una excelente combinación de efectos especiales y manejo de cámara. No esperaba de una película así tanta calidad en su rodaje.

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El director estadounidense Peter Berg trabajó bastante con la cámara en mano y la fotografía tiene su estética. Desde la realización el filme resulta entretenido, pero el desarrollo de la  historia terminó siendo un problema. Charlize Theron (Monster) junto a Smith pone el toque romántico y revelador con su papel. 

La película se vende, pues comienza de forma trepidante, con unos efectos especiales logrados y  una  premisa atractiva;  se presenta a sí misma como rebelde, irreverente, subversiva y cool, pero según van pasando los minutos, descubrimos que la Universal nos ha vuelto a vender gato por liebre, ofreciéndonos otro blockbuster familiar, convencional, inofensivo y comercial.

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El mayor problema de Hancock es la poca credibilidad de todo lo que ocurre en una historia de superhéroe donde, además, no existe antagonista o antihéroe. El personaje que se supone que ocupa esta función se malgasta como supuesta sorpresa o giro argumental, que lamentablemente ya se han encargado los guionistas de arruinar bastante minutos antes, con guiños poco sutiles y más bien explícitos.

La cinta promete, no obstante se derrumba como un castillo de arena en la segunda parte y ya no consigue remontar el vuelo. Es por esto que el sabor de boca al finalizar es más amargo que otra cosa. El sabor de un producto totalmente olvidable que, sin embargo, entretiene y divierte durante el corto ratito que se desarrolla en la premisa inicial.