“Vivo en Guayaquil, vivo en Guayaquil/ mucho polvo en el ambiente/ mucho ruido, mucha gente/ vivo en Guayaquil”, dice uno de sus más recordados temas. Pero él ya no vive en Guayaquil. En el 2000 regresó a su Salinas natal.

Ese sábado, en la noctámbula terraza del bar Rapa Nui, Mario Maldonado Ribadeneira –con 31 años de trayectoria artística–, dio un paso atrás y se recordó con 13 años cuando con su guitarra interpretaba blues y canciones de Rolling Stones. Temas difíciles para un muchacho sin maestro.

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Pero con el pasar del tiempo conoció a Paco Villafuerte y Héctor Napolitano, con este formaron Montañita Swing Blues Band, grupo underground. Eran años rebeldes. “Mi identidad musical –define– tiene que ver con el blues, la trova cubana, B.B. King, Eric Clapton, el rock de Jimmi Hendrix y en lo clásico con Bach. Lo mío es la fusión”.

Mario toma su guitarra acústica y canta: “Ojos negros que me embrujan/ ojos negros que me llenan de amor/ quiero calmar esta pena/ con un beso de amor”, bachata romántica a más no poder. Y cuenta cómo escribe: “Siempre me ha gustado inventar historias, fijarme en lo que pasa a mi alrededor, había una época en la que salía con una libretita y apuntaba. Mis canciones son muy espontáneas, son producto de una emoción que me invade y ¡plaf!, escribo. Después retomo la idea, la arreglo. Es difícil hacer algo poético, algo bien estructurado”,
comenta el autor de clásicos como: El Rey de la playa, El borracho, El blues del calzoncillo, Manual para subirse a una buseta, etcétera.

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También líder de La Tromba que formó con César Aragundi, guitarrista radicado ahora en Nueva York. Fue en un encuentro de compositores cuando unos amigos lo alentaron: “Tienes que formar tu banda, pero una que venga y arrase como una tromba, de allí salió el nombre”. Eso ocurrió 18 años atrás. Ahora, como en acto de magia, la banda aparece y desaparece. “Cuando la gente cree que La Tromba ya no existe –aclara– simplemente es que estamos tomando un respiro”.

La gente deambula bajo la luna y por el malecón de Salinas. Le comento que es una falla no haber grabado aún sus canciones. Replica que es difícil editar un disco como productor independiente. Aunque el año anterior con el pianista cubano Ángel Díaz, el guitarrista Jorge Luis Mora, el tres a cargo de Sergio Cruz y otros músicos grabaron en un estudio de calidad temas antiguos y nuevos, como Playero nomás ñaño, Ecuador, El llamado, Ojos negros, Contraluz –en homenaje a los pescadores–, etcétera. “Será un recopilatorio, no me interesa grabar un disco que suene cuatro meses y después no, tampoco un montón de discos, quiero grabar este disco de mi historia y de La Tromba. Con bastante ejecución, temas largos con vacile y como si estuviésemos en vivo”. Espera que esté listo antes de fin de año para lo cual, en son de broma, dice, “tengo planificado asaltar un banco”.

Desde hace cuatro años se desempeña como promotor cultural de Salinas. Mario Maldonado dice ser el mismo de siempre. Y parece cierto.
Con su pinta playera de zapatillas, pantalón corto, gorra y pedaleando una bicicleta. Bebe un sorbo de cerveza y canta: “Soy de Salinas, no necesito/ nada más que el sol y el mar y el calor de mi gente para comprender/ que esta playita, tiene el encanto/ de mi Ecuador tropical”.