Cuando los antigüos mayas ofrecían sacrificios humanos a su dios de la lluvia, sus víctimas eran pintadas de azul antes de ser arrojadas a un sumidero natural conocido como cenote.
Y no se trataba de cualquier color azul. Era azul maya, un pigmento intenso de tonalidad turquesa usado durante casi un milenio por los pueblos mesoamericanos para decorar cerámica, figuras y murales que por largo tiempo han asombrado a los científicos.
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Pero ahora los antropólogos del Wheaton College en Illinois y el Field Museum en Chicago descubrieron como los antiguos mayas producían éste pigmento y el rol que jugaba en importantes rituales en un famoso sitio arqueológico maya en la península mexicana de Yucatán.
"El azul maya por largo tiempo ha sido de interés para los eruditos, tanto arqueólogos como químicos", dijo en una entrevista telefónica Gary Feinman, curador de antropología del Field Museum que trabajó en el estudio.
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"El interés en el azul maya se origina en el hecho de que es un pigmento muy durable, más durable que la mayoría de los colorantes naturales y pigmentos. También se deriva del hecho de que no fue obvio inmediatamente como se hacía y cuales eran sus principales ingredientes", explicó el experto.
El pigmento resiste el paso del tiempo, el ácido, las condiciones climáticas, la biodegradación y los solventes químicos modernos.
La investigación anterior había identificado que dos de sus ingredientes eran el extracto de las hojas de la planta índigo y una inusual arcilla blanca mineral conocida como paligorskita.
Los investigadores hicieron un análisis microscópico del material encontrado en un cuenco de cerámica de tres patas de la colección del museo que data de 1400 DC, usado como un quemador de incienso.
El cuenco fue encontrado hace un siglo, en el Cenote Sagrado, un cenote ubicado en Chichen Itza, un centro urbano clave de la última etapa de la historia Maya.
Los investigadores descubrieron que el copal, una resina de árbol usada como incienso, también era parte de la combinación del azul maya.
Los antropólogos concluyeron que el pigmento era fabricado mezclando a fuego lento los ingredientes en rituales llevados a cabo al borde del del cenote.
Feinman dijo que los sacrificios humanos eran parte de los rituales que apelaban al dios maya de la lluvia Chaak para que entregara lluvia para las cosechas de cultivos como el maíz.
Durante los rituales conducidos al borde del cenote en Chichen Itza, explicó Feinman, los mayas parecen haber producido el pigmento y pintado objetos de cerámica que eran arrojados al agua como ofrendas al dios.
Y, agregó el experto, también pintaban personas de azul que ofrecían como sacrificios humanos y los arrojaban al cenote. Feinman dijo que unos 120 grupos de restos humanos habían sido dragados del cenote.
Feinman dijo que en el fondo del cenote se había encontrado una capa de de 4,3 metros de limo azul, posiblemente compuesto de pigmento desprendido de las víctimas sacrificadas y los objetos arrojados.