A pesar de dos días de ataques, varios miles de personas volvieron a salir a las calles de Rangún, la mayor ciudad del país. Las fuerzas de seguridad dieron por altavoz la orden de dispersarse a unos 10.000 manifestantes, antes de iniciar la represión.

La persecución contra los monjes se trasladó a los monasterios. Testigos afirmaron que cuatro de ellos fueron detenidos durante una redada contra un centro religioso en Okkalapa, en las afueras de Rangún.

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Diplomáticos occidentales citaron “varias fuentes” que señalaron “actos de  insubordinación” en el seno del ejército.

Los ataques de la Junta Militar han dejado 14 muertos, entre ellos el fotógrafo de la productora APF News; sin embargo el primer ministro británico, Gordon Brown, afirmó que el número de muertos podría ser “muchísimo mayor”.

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Hoy está previsto la llegada a Birmania del emisario de la ONU, Ibrahim Gambari, para analizar la situación.

En Washington, investigadores estadounidenses con fotos satelitales tomadas meses antes de la actual represión contra manifestantes, por parte del régimen militar birmano, revelaron pueblos destruidos y traslados forzados.

Las imágenes de alta definición tomadas por un satélite a fines de abril y analizadas por la Asociación estadounidense para el Avance de la Ciencia, muestra zonas de tierra marrón, donde aparentemente fueron destruidos poblados.

El grupo de investigadores estimó que las imágenes corroboran las denuncias de organizaciones de derechos humanos sobre abusos entre mediados del 2006 e inicios del 2007.