Con una exposición, coloquios y talleres se recordó en Buenos Aires la trayectoria de estos ‘Chiflados en do mayor’.
El 4 de septiembre de 1967 es la fecha de nacimiento del grupo Les Luthiers. Para celebrar las cuatro décadas de esta banda argentina, conformada por Jorge Moronna, Carlos López Puccio, Daniel Rabinovich, Marcos Mundstock y Carlos Núñez Cortés, el Centro Cultural Recoleta de la ciudad de Buenos Aires presentó desde el 16 de agosto pasado la muestra 40 años, 5 décadas, 2 siglos.
Una exposición que hizo honor al humor que se expresa con la sola presencia de sus disparatados instrumentos y sus nombres. Bajo la curaduría de Carlos Ulanovsky y Sebastián Masana, hijo de Gerardo Masana, uno de los fundadores del grupo, que murió en 1973.
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La muestra reflejó la trayectoria del quinteto desde múltiples facetas, una historia verdadera y autorizada de la agrupación contada desde fotografías, afiches, programas de mano, música y diversos tipos de soportes fílmicos, electrónicos y digitales. Se informó acerca de sus temas y personajes, de sus presentaciones en Argentina y en el exterior.
En vitrina exhibieron numerosos instrumentos informales, tapas de discos, libros, grandes notas periodísticas, caricaturas, chistes y publicidades complementados con datos e informaciones que caracterizan estos 40 años. La entrada fue gratuita y los espectadores se deleitaron con un importante archivo histórico dispuesto en 40 paneles; mientras que en un microcine se proyectaron imágenes de los shows, documentadas por los mismos músicos.
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Sus originales instrumentos reposaron en la exposición llamando la atención, como: la máquina de tocar o dactilófono, uno de los primeros instrumentos del conjunto y que construyó Gerardo Masana. Además, el “Gom/Horn de Festa” que se lo oyó en todas las obras de jazz de Les Luthiers y lo inventó Marcos Mundstock en 1960.
Parte de la muestra tiene un recorrido cronológico que se basa principalmente en el completo archivo armado por Núñez Cortés, quien en su libro Los juegos de mastropiero, de reciente publicación, se definió como “el admirador número uno de Les Luthiers”.
Así, programas de teatro, afiches, tapas de discos, recortes periodísticos sobre sus presentaciones y otros documentos dieron al espectador una idea de cómo el grupo, que nació casi por broma, terminó amasando una trayectoria de nivel internacional en cuatro décadas de actuación.
Como joya de archivo apareció la publicidad de la primera presentación de Les Luthiers en España, en 1974: el cartel promete “uno de los mejores y más divertidos espectáculos del mundo” y sugiere comprar los boletos con anticipación.
En los afiches posan serios, aunque con más pelo y menos canas, los músicos detrás de la “bass ride a vara”, un instrumento informal ideado en 1965, una especie de trombón con ruedas. Sus rostros felices y siempre alegres se complementan también con la “manguelódica pneumática”, una melódica conectada a dos globos de cotillón, y el “nomeobidet”, un híbrido entre artefacto sanitario y un organistrum.
Además de sus obras de arte inspiradas en el grupo, se escucharon audios de los conciertos y el público se perdió entre los veinticuatro moños y dos corbatas que utilizaron los artistas en cada estreno.
Se robaron muchas carcajadas las caricaturas como la versión del cuadro La lección de anatomía, en el que Les Luthiers interviene a Groucho Marx. En paralelo se realizaron entrevistas públicas a los integrantes del grupo, recitales, talleres y mesas redondas. Una cita imperdible que permitió ver el alma de los catalogados como Chiflados en do mayor.
PÚBLICO
Más de 7 millones y medio de personas han visto el espectáculo de Les Luthiers en Ecuador, Argentina, Perú, Uruguay, Colombia, México, Chile, España, Brasil, Israel, Paraguay y Estados Unidos.