El hijo de Pepín es preseleccionado de la Tricolor Sub 15 y goleador.
Su nombre aún se escuchará por las canchas del país. A pesar de haberse retirado este último año de clubes del fútbol profesional, José Pepín Gavica ha dejado una huella para que no se lo olvide. A su hijo José Gilmar Gavica Lozano, jugador de la selección Sub 15 y de la Academia Alfaro Moreno.
Gavica quiere dejar un rastro y será su hijo quien le tome la posta. Él no juega en la posición de su padre (volante), pero tiene similitudes, más allá del aspecto físico.
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“Gilmar es rápido, tiene un potente disparo y actitud de ganador. Quizás en eso nos parecemos”, refiere Pepín, como conocen a Gavica.
Cuenta que su hijo empezó a mostrar aptitudes a los 8 años, cuando estudiaba en el colegio Liceo Naval y fue encontrado por el profesor Alcides de Oliveira, quien lo proyectó como futbolista.
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Gilmar también rememora esos recuerdos y saca a la luz sus inicios. “Yo no pensé que iba a jugar. Era malo, pero el profe (Alcides de Oliveira) confió en mí y me afianzó como delantero”.
Agrega que ser hijo de uno de los futbolistas más recordados del país le ha pesado. “La gente piensa que el (apellido) Gavica me abre las puertas. Por eso casi nunca digo que soy su hijo y hasta lo niego”, confiesa Gilmar.
Su padre lo confirma y añade que siempre ha tratado de mantenerse alejado de la carrera de su vástago. “Lo hemos conversado. Él sabe que no es por descuido, sino para favorecerlo”, comenta.
La convocatoria de Gilmar lo ha llenado de orgullo y espera que sea uno de los representantes en el sudamericano que se disputará en Brasil a finales de octubre.