Concierto.  Los adolescentes  se deleitaron durante casi dos horas con los temas de la agrupación.

El Coliseo Mayor de Deportes en Cuenca abrió sus cinco puertas de ingreso desde la tarde para el concierto que se inició a las 20:05 del jueves pasado. A la entrada, policías retenían cadenas y correas con puntas de acero que quedarían  a custodia de la Intendencia.

La música que sonó previamente  en los grandes parlantes evidenció  la falta de acústica que caracteriza a este escenario, que albergó un promedio de 4.000 espectadores, entre ellos, los  hermanos Juan Sebastián (12 años) y Jamil Castro (13 años).

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Ellos integraban un grupo de 17 adolescentes del Liceo de Loja, quienes con dos madres  alquilaron una  buseta para viajar y poder ver al grupo, “porque Panda es Panda”, dijeron.

El primero de los integrantes de la agrupación en salir al escenario  fue el baterista, Ricardo, seguido por Arturo, Jorge y al final Pepe, el vocalista.  

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Cuando  no es como debiera ser fue el tema que abrió el delirio y la energía del público, emociones que primaron durante una hora cincuenta minutos que tardó el concierto.

Los tres bajos, incluido el del vocalista, crearon el ambiente para provocar  saltos, señales con las manos, movimientos suaves de cabeza de atrás hacia delante y los primeros conatos de mosh  (baile caracterizado por saltos y empujones).

La euforia de Pepe se prendía cuando dejaba la batería y de espaldas al público con la mano en alto, asegurándose que el cable del micrófono no interfiriera, creaba ondulaciones, luego  meneaba su cuerpo con fuerte movimiento de piernas.

Con Narcisista por excelencia siguió el show. Dorsos desnudos y gritos de histeria se vivían en los graderíos y pista.

Un breve  retiro de Panda  se empleó para que tres de los músicos vistieran  camisetas del Deportivo Cuenca; Ricardo prefirió ponerla en su batería.

Pepe interpretó Disculpas por los malos pensamientos, acompañado de  voces roncas y gritos,  lo que  provocó una respiración más acelerada del vocalista que buscó  oxígeno.

Al final, tras cantar 22 temas,  con un “gracias por venir” Panda abandonó el escenario. Anoche tenía previsto presentarse  en Guayaquil, en el coliseo Voltaire Paladines Polo, y hoy en Quito, en la Plaza de Toros.