Concierto. Los músicos españoles actuaron en Ecuador tras participar en el Festival de Viña del Mar.

Regresaron una vez al escenario. Pero eso bastó para enloquecer a las más de 8.000 personas, que asistieron la noche del pasado miércoles al coliseo General Rumiñahui. Eran las 23:10 y tras casi dos horas de concierto La Oreja de Van Gogh se despedía de Quito tal y como lo había soñado Amaia, la vocalista del grupo, con la gente saltando: “aliviando su alma y mi alma”, según manifestó.

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La agrupación, que llegó a la capital recibiendo el reconocimiento en la Quinta Vergara, de Viña del Mar, se presentó un día poco usual y aunque no repletó el Rumiñahui, sí se registró una gran asistencia de público.

Globos, una pantalla gigante y una gran cantidad de luces en el escenario aparentemente son parte de un espectáculo grandilocuente. Pero no, en realidad la banda realiza un show minimalista. Es un concierto de rock pop clásico, con algunas fusiones y casi no intentan que eso se trastrueque.

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Presenta temas de todas sus producciones. Hubo un bloque dedicado a las canciones más acústicas, la manera más íntima en que componen sus discos en San Sebastián, la ciudad en que viven y compararon con Quito, a pesar de los miles de kilómetros que las separan. Amaia habló de amores frustrados y de la alegría que produce la música por sí misma y que no necesita de mucha explicación como en La reina  del pop, una fusión disco y electrónica, que la gente cantó y bailó.

No faltaron en las 25 melodías de la noche,  Cuéntame al oído, Geografía, Dulce locura, 20 de enero, La playa y las más coreadas: Rosas y  Puedes contar conmigo, con las que cerraron definitivamente la velada.  Un nuevo sencillo, que no pudo entrar en el álbum Guapa (1996) estuvo en su repertorio: entrará en Más guapa y se llama En mi lado del sofá. La banda confesó que pronto volverá a grabar.

Una emoción sincera les hizo agradecer con venia al público quiteño. Y quizás el abrazo que se dieron al final desvirtúe los rumores de la posible separación de Amaia Montero, de quien se dice empezará una carrera como solista.

ESCENA

Vocalista
Sorprendió que Amaia Montero, la vocalista del grupo, saliera al escenario vestida con ropa casi sport y por de más sencilla: un pantalón negro, una camisa blanca y gorra.