El largometraje animado Happy Feet, la historia sobre un pingüino bailarín rechazado por su tribu por no saber cantar, se llevó el domingo el Oscar 2007 a mejor filme animado.
Happy Feet superó así a Monster House y a la favorita Cars, y se quedó con la estatuilla, entregada a George Miller, su realizador, guionista y productor.
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La película ya está acostumbrada a las sorpresas, dado que se dio el lujo de superar en su estreno en América del Norte al último episodio de James Bond, Casino Royale. En total, el pingüino recaudó $ 191 millones en la taquilla de Estados Unidos y Canadá, y otros $ 162 millones en el mundo.
Mumble (protagonista) es cuestionado y expulsado de la conservadora tribu a la que pertenece. Luego se vincula con los Amigos de Tierra Adelia, un grupo extravagante liderado por Ramón, un pingüino que canta mambo y ritmos latinos, para de esta manera descubrir por qué los pingüinos de su tribu se están muriendo de hambre, pues consideraban que él era el causante de que los peces se hubieran alejado.
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Mumble lucha hasta encontrar la causa del problema: la pesca descontrolada y los desperdicios arrojados por los barcos al mar estaban provocando la migración de los peces.
Para la ambientalista Deborah Chiriboga, la difusión de mensajes a favor del medio ambiente utilizando películas y documentales es una muy buena opción para llegar a las masas y aprender sobre las especies y sus formas de vida.
“Este tipo de películas permite, a parte de la diversión, involucrarnos con lo que está pasando con el medio ambiente”.