El pescado frito que anuncia el menú en el pizarrón del restaurante La Tchadienne es sólo para alardear. Durante semanas, el chef sólo ha cocinado carne de cabra y de vaca, aunque el restaurante está prácticamente a orillas del lago Chad, que fue en un tiempo la tercera fuente de agua potable más grande de África.
  
El lago, que en una época proporcionó un adecuado sustento a 20 millones de personas en la zona centro-occidental de África, desde Chad hasta Nigeria, Camerún y Níger, ha perdido un 90% de su superficie en apenas 30 años.
  
La amplitud de esa tragedia, una historia de horror causada por el abuso humano y por los cambios climáticos, está marcada por un límite donde dunas y un desierto de arena ceden el paso a rica tierra negra, que en una época estuvo cubierta por unos cuatro metros de agua.
  
En la parte baja de una ladera, chozas de barro con techo de paja ocupan un terreno otrora cubierto por el lago. Pese a ello, inclusive mientras algunos temen que el lago Chad se reduzca al punto de convertirse en un estanque, la gente sigue llegando a sus costas en busca de agua, peces, pasturas y sitios de cultivo. En la actualidad, unas 30 millones de personas luchan por sobrevivir en torno del lago.
  
Y junto con la presencia de recién llegados del norte y a través de las fronteras, han llegado los problemas, según dijo el alcalde de Bol, Adam Youssouf Terri. Bol es la capital de la región donde se encuentra el lago.
  
Hay disputas por territorios entre pescadores y pescadores, entre pescadores y granjeros, entre granjeros y granjeros, y entre chadianos y extranjeros.
    
Hemos logrado en buena parte negociar acuerdos pacíficos, dijo Terri. Sin embargo, al mismo tiempo, se han registrado más actos de violencia, más muertes.

Guerra por el agua
  
En 1995 el vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, pronosticó que las guerras del próximo siglo se librarán para controlar el agua.
  
Desde entonces, las advertencias se han hecho más frecuentes, y por parte de organismos tan diversos como la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y la Agencia para el Desarrollo de las Naciones Unidas.
  
Hay ejemplos en Líbano, Sri Lanka y en otras partes, pero desde aquí, basta observar la zona del Chad oriental, donde los clanes están combatiendo como una extensión de la lucha que se libra en Darfur. Ese sangriento conflicto que se desarrolla en el extremo oeste de Sudán tiene como fundamento disputas sobre el agua y derechos de pastoreo entre granjeros sedentarios y pastores seminómadas.
  
Las zonas más proclives a los conflictos son los ríos y lagos compartidos por varios países.
  
Según señaló Muhamad Sani Adamu, director de la Comisión de la Cuenca del lago Chad, personas de diferentes nacionalidades que viven de los frutos del lago han coexistido sin problemas durante décadas. Adamu culpa a la política por la intensificación de las fricciones.
    
Todos los problemas son creados por líderes que desean definir límites, dijo. A nivel de la población, hay una buena integración: económica, social y cultural.
  
Chad tiene la mayor porción del lago Chad, seguida por Nigeria, Níger y Camerún.
  
En Koudouboul, apenas un punto en el mapa del lago Chad, una tercera parte de los habitantes de la aldea de pescadores han abandonado el área en los últimos diez años. Algunos para cultivar tierras, otros para convertirse en vendedores itinerantes, otros para buscar empleo en la capital, NDjamena, según Abakar Ibrahim, el residente más viejo de la zona, un hombre de más de 70 años.
  
Todo ha cambiado, desde la geografía y el clima hasta la calidad de la vida.

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Del Chad, solo recuerdos

Hace 30 años solía venir a pescar aquí, y esas islas no existían, dijo señalando a Kourimirom, un sitio a algunos centenares de metros de distancia habitado por nigerianos, aunque dentro de la frontera de Chad.
  
En una época, dijo, los peces eran gigantescos. Algunos de más de dos metros de largo. Ahora, si los pescadores tienen suerte, pueden recoger peces más pequeños que la palma de la mano. Hace algunas décadas, había más de 20 tipos de peces nadando en el lago. En la actualidad, hay una media docena, de una calidad inferior.
  
Los peces más grandes y carnosos aparecían en la temporada de lluvias. Solía ser muy frío en esta época del año, dijo al amanecer de un fresco día de diciembre. Pero ahora que está más templado, un resultado del calentamiento global de la atmósfera, los grandes peces han desaparecido.
  
En 1960, el lago Chad cubría unos 45.000 kilómetros cuadrados. En 1998, se había reducido a una superficie de 10.000 kilómetros cuadrados, según el ministerio del Medio Ambiente y el Agua de Chad.
  
Adamu y funcionarios del gobierno chadiano en Bol insisten en que el lago está desapareciendo exclusivamente debido al calentamiento global de la atmósfera, que causa una rápida evaporación del agua. Pero expertos internacionales dicen que también otros factores están contribuyendo.
  
Algunos técnicos culpan del problema a los proyectos de irrigación, por ejemplo para regar arrozales, que requieren gran cantidad de agua. El arroz en esa zona tiene bajo rendimiento.
  
En cambio, señaló Abakar A. Mahamat Kaila, un agrónomo que dirige la Compañía de Desarrollo del Lago en el área, los canales construidos para proporcionar agua para uso doméstico e irrigación no han recibido bastante agua del lago en los últimos años.
  
Adamu ha anunciado planes ambiciosos, por parte de la República del África Central, para transferir agua del río Obangui, el principal tributario del poderoso río Congo, a fin de reabastecer el agua del lago.
  
En enero se realizará una propuesta para un estudio de factibilidad sobre el impacto de la cuenca del Congo en el proyecto, que involucraría la construcción de una represa en el río Obangui. Adamu dijo que la represa podría ser hidroeléctrica, y proporcionar electricidad para el proyecto y desarrollo industrial. También facilitaría el regreso de distintas variedades de peces, así como más agua para granjas y bosques.
  
Pero el proyecto podría crear exactamente el mismo tipo de problemas para la cuenca del Congo que está ahora sufriendo el lago Chad, dijo Jamie Pittock, director del Programa de Agua Potable del Fondo Mundial de la Vida Silvestre, que tiene una reserva de pantanos en el lago Chad.
  
El mes pasado, Kaila y otros residentes realizaron la ceremonia anual de la inmersión en aguas del lago, un ritual destinado a dar la bienvenida a las lluvias.
    
Cuando era joven, dijo Kaila, durante la temporada de lluvias, las aguas del lago llegaban a la puerta de nuestras viviendas, y en ocasiones las inundaban. Este año, tuvimos que caminar 30 kilómetros para llegar al borde del lago.