Igual que en los ojos, los recuerdos deleitantes de este año están en mis oídos. Todo se debe a Sofía Coppola y su esplendorosa María Antonieta, que pude ver hace poco a pesar de que todavía no se ha estrenado en Ecuador. Allí la música tiene un rol protagónico involucrado casi tangiblemente en la visión posmodernista de una directora treintañera que aquí realiza su obra maestra. La música también fue incorporada visceralmente por el genial Robert Altman en A prairie home companion, creación final del gran independiente de los directores norteamericanos, estrenada en EE.UU. pocos meses antes de su fallecimiento y todavía ausente de nuestras pantallas.

Comienzo con filmes no vistos por aquí, porque estoy seguro que los dos son creaciones trascendentales que ya ocupan un sitial primordial en el cine de este año. Más que su impacto masivo, lo que uno encuentra allí es una muestra de que el cine de autor siempre renueva senderos escabrosos en una industria cinematográfica mundial sometida a cambios y bifurcaciones radicales. Para algunos directores la creación cinematográfica es un pozo sin fondo que nos arrastra a vacíos desmesurados, o un elíxir misterioso advertido por nuestros corazones sorpresivamente.

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En estas tierras acribilladas por Hollywood el trabajo de Tania Hermida en Qué tan lejos debe ser destacado este año por encima de cualquier otro esfuerzo local. Tania no entra en mi lista pero su primer largometraje es una esperanzadora ventana al horizonte de un cine nacional que todavía se encuentra en tinieblas. Si esto no es recogido debidamente en los eventos cinematográficos por una adecuada promoción mediática para su presentación en los cines –este año hubo dos festivales internacionales con demasiadas salas vacías– no habrá ninguna ley ni reglamento que posicione la creatividad cinematográfica en los parámetros requeridos de arte y mercadeo. Es crucial la permanencia diaria de salas como MAAC Cine y su programación, acentuando y concentrando su apoyo a los movimientos estudiantiles.

2046 (China)
Este es un cine imprescindible, porque Wong Kar-Wai es uno de los grandes innovadores del cine moderno y aquí realiza una odisea fílmica orquestada en las bellísimas imágenes de Christopher Doyle con el músico Peer Raben. Visión estilizada de una memoria futurista conectada exclusivamente a nuestra sensibilidad, en planos emotivos y estéticos.

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Elsa y Fred (Argentina-España)
Dolce vita madrileña en una tercera edad diferente. Para el director Marcos Carnevale el amor no tiene edad y con China Zorrilla y Manuel Alexandre –su pareja protagónica– esta comedia se convierte en una experiencia única e inolvidable.

Brokeback Mountain (EE.UU.)
La gran película de la tolerancia sexual para los tiempos de los matrimonios gay. El ecléctico director taiwanés Ang Lee desvela una realística historia de amor entre dos cowboys,  con magníficas actuaciones de Heath Ledger y Jake Gyllenhaal.

Jarhead (EE.UU.)
Uno pensaba que después de Apocalypse Now y Pelotón ya todo estaba dicho en el cine antibélico. Esta película del británico Sam Mendes (American beauty) nos dispara a quemarropa: un filme de guerra donde nunca vemos el conflicto, porque la batalla es adentro de cada soldado.

El diablo viste de moda (EE.UU.)
Esto fue para mí un placer culpable, porque la comedia de David Frankel tiene una alta dosis de azúcar en sus escenas finales. Pero el placer de ver a Meryl Streep como una editora del diablo en los ambientes fashion de Nueva York y París es algo inigualable.

La Caída (Alemania)
La sobrecogedora historia de los días finales de Adolf Hitler en un búnker berlinés al borde de una debacle apocalíptica. El director Oliver Hirschbiegel consigue una actuación para la historia de Bruno Ganz, que nos hace entrar dentro de la cabeza de un engendro, solo para descubrir su corazón.

El Secreto (Italia)
Palpitante meditación sobre el inocente mundo de la infancia al borde de chocantes realidades de la actualidad. El director Gabriele Salvatore reivindica un cine italiano venido a menos después de las glorias pasadas de Fellini, Antonioni, Visconti, entre otros maestros.

El Cielito (Argentina)
Demasiado de lo que vemos en el cine actual está conectado a lo inmediato y a lo banal. La película de la directora María Victoria Menis demuestra lo opuesto: seres marginales que descubren una recóndita humanidad en una historia inspirada en la clásica The Kid de Chaplin.

El Regreso (Rusia)
Un thriller narrado como alegoría bíblica. La película del novel director Andrey Zvyagintsev introduce el tema del “padre pródigo”, un hombre sin pasado que lleva a sus dos pequeños hijos a una vacación en una atmósfera plagada de espantos inadvertidos.

Los Infiltrados (EE.UU.)
Siniestras visiones en la mafia de Boston, contadas por Martin Scorsese, magistral explorador de la bancarrota moral de una sociedad. Aquí hay actuaciones memorables de Jack Nicholson y Leonardo Di Caprio en una narrativa trepidante, impregnada de un humor negrísimo.