La exigencia de los transportistas para que se eleven las tarifas, resulta por demás impertinente, sobre todo porque:

El actual esquema instituido no pasa de ser un lacerante sistema de “acarreo" y no de transporte.

Publicidad

El transporte, como en otras partes del mundo, debe tener jerarquía profesional, para que produzca derechos, obligaciones y garantías.

La exigencia es unilateral; o sea, solo de quienes poseen unidades, en donde los derechos del usuario son totalmente desconocidos.

Publicidad

Los “acarreadores” carecen de un asidero legítimo que especifique la facultad asumida para: sojuzgar, denigrar, maltratar, insultar, lesionar, atentar contra la vida de los pasajeros, provocar daños materiales y morales irreparables, que les acredite cualquier reivindicación.

Solo cuando pasemos de la oprobiosa época del “chofer” a la del verdadero conductor profesional, tendrá validez cualquier demanda; mientras tanto no pasará de ser una nueva afrenta social.

Lic. Galo F. Terán I.
Quito