Ya es tiempo de que alguien le ponga el cascabel al gato. Es cierto que la Cámara de Comercio –como tal– es una necesidad a nivel nacional y se merece aplaudir sus cien años de existencia, pero así mismo no es justo que haya florecido tan gran cantidad de cámaras que realmente para lo único que sirven (la mayoría) es gravar con elevadas cifras a todos los pequeños comerciantes que se ven obligados a sacrificar sus magras ganancias y pagar en muchos casos onerosas “cuotas” mensuales y en otros casos, pagar año adelantado, como obliga la Cámara de Turismo del Guayas a sus asociados, en acuerdo con el Municipio de Guayaquil, y así colectar juntamente 'con el pago de los permisos municipales anuales de funcionamiento algunas decenas de miles de dólares que el pobre asociado debe cancelar en los tres primeros meses del año. ¿Por qué esta decisión arbitraria de ciertos dirigentes se obliga a cumplirla bajo el terror de la clausura? ¿Por qué hay que pagar año por adelantado? ¿Quién regula estos desafueros? A lo mejor la próxima camarilla subirá las cuotas cuando le venga en gana y obligadamente deberemos agachar el lomo y seguir pagando para recibir ¿qué beneficios?
Bien hecho, doctor Rodríguez, siga adelante con su procuraduría que es justa y es legal. Basta ya de esquilmar al pueblo trabajador. Sería ilustrativo de su parte obtener del Ministerio de Turismo pruebas suficientes sobre la veracidad de lo anotado arriba. Dada la caótica situación actual, no hay fuertes bases de afiliados que en la práctica desean pagar, ya que los dirigentes de las cámaras mienten al decir que los socios no están obligados a pagar sus cuotas.
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Francisco Plaza
Guayaquil