La posibilidad de que el papa Benedicto XVI pueda revivir la antigua misa, en latín, está avivando encendidos debates entre los europeos católicos.
La polémica fue más fuerte en Francia, donde el clero y los laicos hacen
sonar las campanas de alarma contra la recuperación de la vieja liturgia.
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Líderes eclesiásticos de Bélgica y Alemania también se han quejado, al decir que la demanda para la vieja misa en latín era mínima y advierten que los tradicionalistas podrían usarla como una brecha para filtrar asuntos decisivos en la Iglesia Católica.
Estas idas y venidas sugieren que el Pontífice tal vez aliene a muchos católicos de corriente central si opta por un acuerdo que sane una escisión de 18 años con la Sociedad de San Pío X (SSPX).