"Proclamamos una nueva Santa Inquisición contra aquellos que luchan contra Dios", afirmó ante los manifestantes el líder de la Unión de los Abanderados Ortodoxos, Leonid Simonovitch-Nikchitch, quien acusó a Madonna de estar "bajo la influencia del diablo".

"Haremos todo lo que sea posible para que este concierto no se celebre", añadió.

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Los manifestantes se reunieron en la céntrica plaza moscovita de Pushkin, enarbolando efigies de Cristo y de santos ortodoxos mientras entonaban oraciones y gritaban consignas pidiendo la excomunión de "los organizadores de abominaciones".

Luego, armados con una estaca, rasgaron una fotografía de la cantante e intentaron prenderle fuego, lo cual fue impedido por un policía que intervino a tiempo.

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La cantante pop estadounidense actuará por primera vez en Moscú en el marco de su gira mundial Confesiones y ya vendió todas las entradas pese a las condenas de la Iglesia ortodoxa rusa, que la acusa de "explotar los símbolos cristianos".