Bertrand N’ Zoutani dio una función este sábado en la cita de narración oral que culminó ayer en Guayaquil y se inicia hoy en Manabí. EN CUATRO CUENTOS narrados en francés, el congoleño Bertrand N’ Zoutani expuso la sabiduría del ser humano y el instinto de los animales de la selva africana.
Ante un auditorio lleno, la noche del sábado en el MAAC Cine, el cuentero también demostró sus dotes musicales con la ejecución de instrumentos orientales como el pluriarc, el djembé y la sansa. El público siguió, con su canto, parte de los estribillos que interpretó el congoleño en su idioma natal, el quicongo.
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La presentación de N’ Zoutani estuvo a cargo de la cuentera ecuatoriana Ángela Arboleda, una de las organizadoras de la cita escénica y quien dijo sentirse orgullosa al tener que traducir al español los cuentos del narrador congoleño.
Inmediatamente, la cuentera presentó las historias que ofreció N’ Zoutani. La primera trató sobre un gallo que llamaba una mañana a un cocodrilo “cocorricó, cocorricó”, pero este último estaba adormitado y pensaba que el gallo le había dicho “morrococó, morrococó”, que significa den muerte al cocodrilo. Entonces se dirigió al tribunal del pueblo para que sancionen al gallo por lo que no volvió a cantar, el sol tampoco se ocultó y la gente no despertó. El jefe del pueblo acudió donde el gallo para absolverlo de culpa. Así se volvió a escuchar el canto del animal, el sol salió y todo volvió a la normalidad.
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La segunda leyenda se refería a la dama de rojo, quien al dar a luz a un niño, murió. Ella se aparecía a las mujeres que tenían recién nacidos para llevarse a los pequeños al país de los muertos. Un día encontró a una que mecía a su hijo y si esta le decía tres veces que no, ella lograba salvar a su bebé. La mujer dijo reiteradas veces que no y así pudo salvar a su pequeño, que era N’ Zoutani.
Bobolo se tituló el tercer cuento. Este habla de que un hombre de rojo cruzaba el río en la barca de Bobolo. El hombre le dijo que se apresurara porque lo esperaban del otro lado. Bobolo le dijo que el peso de su baúl impedía que el bote sea rápido y le preguntó qué llevaba en él. El hombre le manifestó que eran oro y piedras preciosas, entonces Bobolo le dio un golpe en la cabeza al señor y lo echó de su barca. En la noche tuvo pesadillas con el hombre, quien le dijo que era Satanás y que por pegarle se convertiría en baobab, un árbol similar al ceibo. Así surge la historia del árbol africano baobab.
La última historia hablaba sobre un buitre que rezaba al borde de un peñasco. Un gavilán se le acerca y le preguntó qué hacía. El buitre le indicó que esperaba su comida. El gavilán dijo que se echaría al fondo del peñasco para coger su porción del día. Este quedó soñado y murió, por lo que el buitre señaló: Muchas gracias, Dios mío, por darme de comer.