Turner Broadcasting está revisando más de 1.500 dibujos animados clásicas de Hanna Barbera, entre ellos Tom y Jerry, Los Picapiedra y Scooby-Doo, para retirar las escenas que dan glamour al acto de fumar.
La revisión fue originada por una queja ante Ofcom, la agencia británica de regulación de medios, por un televidente que se molestó por dos episodios de Tom y Jerry transmitidos por el canal Boomerang, parte de Turner Broadcasting, que a su vez es propiedad de Time Warner Inc.
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"Estamos revisando todo el catálogo", dijo el lunes Yinka Akindele, portavoz de Turner en Europa.
"Esta es una medida voluntaria que hemos tomado a la luz de los cambios de los tiempos", expresó la portavoz, quien agregó que la laboriosa revisión fue provocada por la queja de la Ofcom.
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El boletín informativo más reciente del regulador indicó que un telespectador, quien no fue identificado, se quejó por dos escenas de Tom y Jerry donde aparecen personajes fumando, y dijo que "no eran adecuadas en una caricatura para niños".
En la primera, "Texas Tom", el gato Tom intenta impresionar a una gata al tomar un cigarrillo, encenderlo y fumarlo con una mano. En la segunda, "Tennis Chumps", el oponente de Tom en un encuentro fuma un gran puro.
"Se ha (...) propuesto editar algunas escenas o referencias de la serie en las que el hábito de fumar parece perdonarse, ser aceptable, glamoroso o anima a la imitación", dijo Ofcom, que añadió que "Texas Tom" era uno de esos ejemplos.
Akindele dijo que sólo serían modificados los dibujos animados "donde el acto de fumar podría ser considerado agradable o glamoroso", y que las escenas donde aparezca un villano con un puro o cigarrillo no serían necesariamente cortadas.
"Estos son dibujos animados históricos, hechos hace más de 50 años en un momento y lugar diferente", agregó Akindele. "Nuestra audiencia son niños y no queremos ser irresponsables", subrayó.
No se pudo localizar de inmediato a ningún ejecutivo de la filial en Estados Unidos de Turner Broadcasting para que comentara al respecto.
Ofcom dijo que reconocía que fumar era generalmente más aceptado cuando los dibujos animados fueron elaborados en la década de los años 1940, 1950 y 1960, pero reconoció que el límite para incluir tales escenas cuando la audiencia era predominantemente joven debería ser elevado.