EN EL CONCIERTO QUE OFRECIÓ EL SÁBADO PASADO EN GUAYAQUIL, EL ARTISTA ESPAÑOL  NO SOLO CANTÓ, TAMBIÉN BAILÓ Y ACTUÓ, PUES EN TODOS SUS TEMAS AFLORÓ ESA FUERZA INTERPRETATIVA QUE LO CARACTERIZA.

ROSTROS SONRIENTES y expresiones como “único”, “maravilloso”, “espectacular”, “él es un show” y “es el mejor regalo del Día de la Madre que he recibido” dieron fe, el sábado pasado, de que el cantante Raphael Martos de España una vez más conquistó al público de Guayaquil.

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Su concierto se efectuó en Expoplaza (Av. Francisco de Orellana), donde la desorganización también fue evidente. El show se programó a las 21h00 y las puertas del recinto recién se abrieron a las 20h30. Muchos habían llegado con dos horas de anticipación para evitar los consabidos atropellos.

Pero no se pudieron eludir, en especial dentro del lugar, donde de las localidades golden, silver, preferencia y vip solo la primera tenía las sillas numeradas. Esto causó desorden.

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Eran las 21h15 y la gente aún protestaba por estar sentada en un sitio para el cual no había pagado. El personal encargado de ubicarla tampoco observó un buen desempeño, al contrario, algunos –incluyendo una señora que intentó impedir el trabajo de los reporteros gráficos– se mostraron altaneros. Y cuando los reclamos subían de tono apareció en el escenario Raphael (alrededor de las 21h20), y automáticamente los disgustos se olvidaron.

Impecable, con un terno negro y camisa blanca, el Niño de Linares saludó con venias a un público que lo recibió de pie y con interminables aplausos. Esa fue justamente la caracerística del show, pues fueron incontables las ocasiones en que la audiencia se paró para vitorear y aplaudir a Raphael.

Él lo mereció, porque con el solo acompañamiento de un piano –ejecutado por el argentino Juan Coacchi– cantó con micrófono y sin él, e incluso a capella, ocasionando delirio entre sus fanáticos, que en su mayoría pasaban los 40 años.

Raphael gustó por su voz, que conserva altos registros, y esa fuerza interpretativa y escénica que lo llevó a bailar y avivar sus canciones-éxito y varias de su nuevo CD Cerca de ti, que es también el nombre de la gira  que inició el pasado miércoles en Quito.

En Expoplaza, el artista inició su repertorio cantando a capella un tema que reseñó su vida en los escenarios. Lo interpretó de pie y sentado en el borde la tarima y la gente percibió su deseo de compenetrarse.

“Es un placer estar de nuevo de vuelta aquí, en una ciudad en la que he estado miles y miles de veces...”, fueron las primeras palabras de un Raphael que en dos horas y media (aproximadamente) compartió más de 25 temas como Mi gran noche, Desde aquel día, Será mejor, Digan lo que digan, El amor, Cuando tú no estás, Sigo siendo aquel, Gracias a la vida, En carne viva...

Eran las 23h11 y Raphael anunció su despedida, pero el público no lo dejó. Él se fue y volvió al escenario algunas veces, mientras la gente lo aplaudía y varias señoras corrían cual adolescentes al pie de la tarima para verlo de cerca. Él dedicó Que sabe nadie y El espejo, que cantó ante un gran vidrio ubicado en un arco, el cual finalmente rompió. Le siguieron Yo soy aquel y Como yo te amo.

El español salió de escena y volvió por tres ocasiones. A las 23h35, regresó para con acordes flamencos decir: “Senoras y señoras, muy buenas noches..”, entonces sí se retiró.

Música

SU ACTUACIÓN
Un piano y tres pedestales con sus respectivos micrófonos acompañaron a Raphael en el escenario. Él no solo cantó, también actuó, pues gesticuló todo el tiempo y hasta le cantó a una silla vacía. Su actuación fue un show.

CANTÓ A GUAYAQUIL
En sus interpretaciones, el cantante cambió el coro de algunos temas para citar a Guayaquil.

FALTÓ ‘ESCÁNDALO’
De sus éxitos, a Raphael le faltó interpretar Escándalo, que fue  insistentemente solicitado por la audiencia, que bordeó las 1.100 personas.

ORGANIZACIÓN
Joel Valladares, de la organización del show, atribuyó los inconvenientes de la ubicación del público a que muchos no respetaron la enumeración de las sillas y se sentaron donde quisieron.