Hace algunos años circuló una cadena en  internet relacionada con una perversa industria supuestamente montada por un japonés. Se trataba de los bonsái kitten, unos gatos que eran introducidos de cachorros dentro de botellas de vidrio de las más variadas formas. Al crecer, los mininos se deformaban hasta adoptar la figura de la botella.

Se decía que los bonsái kitten estaban siendo vendidos por estrafalarias sumas en tiendas de Nueva York y de otras ciudades alrededor del mundo. En el mail se llamaba a la solidaridad de toda persona caritativa y de buena voluntad para que se sumara a la campaña con el fin de presionar a los gobiernos para que se prohibiera tal crueldad en contra de los animalitos. La campaña –cómo no– consistía en reenviar a la mayor cantidad de personas el mail.

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Para dar más verosimilitud a la campaña, se podía visitar una página web donde estaban expuestos los gatitos con sus precios… Cuando la campaña había circulado lo suficiente, se reveló que todo era una broma. Que no existían los bonsái kitten, ni el perverso japonés y que la campaña solo había puesto a prueba la credibilidad de la gente.

Pero estas bromas suelen volver de vez en cuando. Siempre hay algún desprevenido que no se informó a tiempo.   Lo grave es cuando el desprevenido es un programa de “investigaciones periodísticas”. El domingo 9 de abril en ‘El cuarto poder’, de Gamavisión, pasaron un reportaje sobre los bonsái kitten reproduciendo exactamente la vieja broma.

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Un doble desperdicio
¿Qué clase de “investigación” periodística es una que ni siquiera hace una búsqueda en el Google de los temas que divulga? La respuesta es evidente: un programa que no le interesa informar sino llamar la atención. Mover los hilos del sensacionalismo, en otros términos.

Por su misma estructura, un noticiario de TV no es la forma más adecuada para tratar de informarse a profundidad. Es imposible, si se considera que se presenta un promedio de 20 informaciones en 30 minutos (sin tomar en cuenta a los deportes y la farándula). Por eso la necesidad de espacios donde se pueda practicar un periodismo de profundidad.

El pervertir esos espacios para convertirlos en el caldo de cultivo de más desinformación es doblemente dañino: además, se pierde una valiosa oportunidad.
Desgraciadamente lo que hizo  ‘El cuarto poder’ con los bonsái kitten no es un caso aislado.