El ex ministro británico John Profumo, que hace cuatro décadas colocó al gobierno al borde del colapso por sus relaciones con una modelo, falleció a los 91 años de un infarto cardiaco, informaron este viernes fuentes médicas.
El ex funcionario murió la noche del jueves rodeado de su familia en el Hospital Chelsea and Westminster de Londres, al que había ingresado el martes, dijo el vocero del nosocomio, Mark Purcell.
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Profumo, quien pasó más de 40 años tratando de redimirse con obras de caridad para los pobres de Londres, era el secretario de Estado para la guerra del Reino Unido en 1963 cuando se involucró con Christine Keeler, quien al mismo tiempo tenía relaciones con un agente de inteligencia y agregado naval soviético.
En un principio negó los vínculos con Keeler, pero se vio forzado a renunciar el 5 de junio de 1963 al divulgarse una carta que le había escrito.
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Aunque quedó demostrado que no corrió riesgo la seguridad del Reino Unido, el escándalo desatado sacudió al gobierno hasta sus cimientos, convirtió a Keeler en una celebridad y la noticia recorrió por el mundo entero.
El escándaloso romance representó un duro revés para el gobierno del primer ministro Harold Macmillan, quien dimitió en noviembre de 1963 por motivos de salud.
Entre otras consecuencias, el entonces gobernante Partido Conservador perdió las elecciones nacionales del año siguiente y Profumo debió truncar su prometedora carrera política a los 48 años de edad.
Mucho más dañino que una relación bochornosa fue que Keeler compartía sus favores con el agente soviético Yevgeny Ivanov. En un informe oficial sobre el asunto, el juez de la Corte de Apelaciones, Lord Denning, concluyó que la seguridad no había estado amenazada.
El periodista Lord Deedes, amigo de Profumo, dijo el viernes a la BBC que el ex ministro había expiado sus errores.
Lo que hizo, y continuó haciéndolo hasta muy recientemente, fue una muy prolongada tarea de trabajo social en favor de los pobres del oriente de Londres. Y si eso no es considerado como una expiación suficiente, entonces no existe el perdón, manifestó.