La obra misionera del monseñor Olindo Spagnolo en el Ecuador tuvo dos etapas.

Nacido el 25 de diciembre de 1925 en Fratee, Padova, Italia, llegó al país por primera vez en 1963. Su obra como sacerdote se inició en Esmeraldas hasta 1968.

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En 1969 regresó a Roma, donde estuvo por 10 años al frente de la Dirección General de la Congregación de los Combonianos, a la cual pertenecen más de tres mil misioneros en el mundo.

En 1980 retornó al país como misionero en el sector del Guasmo. En esa época las casas eran de caña asentadas en invasiones sin los servicios básicos.

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Spagnolo emprendió una lucha y enfrentó a delincuentes, pandilleros y traficantes de tierra hasta gestionar la llegada de luz y agua al sector.

“Recuerdo cuando (Olindo) me contaba en Italia que las niñas eran violadas y no había luz ni agua, esto le desesperaba hasta que poco a poco accedieron a los servicios los más pobres para que vivan con dignidad”, dijo el padre Gianni Spagnolo, quien llegó al país en 1983.

El gran acontecimiento histórico que vivió Spagnolo mientras estaba al frente de la iglesia Stella Maris fue la visita del papa Juan Pablo II el 1 de febrero de 1985 en la parroquia que lleva el mismo nombre y que congregó a miles de fieles.

Fue párroco hasta 1990, fecha en que recibió la ordenación de obispo auxiliar de Guayaquil y vicario episcopal del Guasmo-Malvinas. Es fundador de dos comunidades de misioneros y misioneras de María Stella Maris que hoy cuenta con cincuenta seminaristas: 20 sacerdotes y diáconos y 30 hermanas, cuya labor se concentra en Perú, Colombia y Ecuador.