Esta fue la primera semana de documentales sobre los “mejores ecuatorianos” en Ecuavisa. De una lista de diez ya han pasado cinco personajes.

También han transcurrido dos semanas desde que en una gala austera (para no utilizar más calificativos) se conoció la lista de finalistas. Hora de preguntarse, ¿qué pasa con un reality cuyo objetivo es promover la reflexión sobre valores?  

Desconcierto frente a lo que hemos visto, puede ser la definición más exacta. Por un lado, muchas personas no entienden por qué los documentales están enfocados a “santificar” a cada uno de los candidatos y no a promover el debate, que debiera ser (“es”,  me confirma Beatriz Bencomo, de Ecuavisa) el objetivo central del concurso mediático.

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Precisamente eso: ¿Por qué no se promueve el debate? La ejecutiva de Ecuavisa explica: el debate se da en la sociedad. En colegios y escuelas, en las universidades y en las esquinas. Eso es lo que buscamos.

Sin embargo, hay un punto que este argumento no toma en cuenta: hay una responsabilidad del canal en llevar ese debate social a la pantalla, pero los espacios para ello no se han creado. Por supuesto que luego de emitirse los diez documentales habrá un gran debate final, como contempla lo que en Ecuavisa llaman “la Biblia” de la BBC (dueña de la franquicia). Sin embargo, a todas luces un solo debate es insuficiente para que la gente vote por valores y aportes al país y no por personas, como pide diariamente Alfonso Espinosa de los Monteros.

Porque existe una diferencia esencial. Mientras los documentales de la BBC duraban una hora y eran superproducciones que tenían presupuestos que podían alcanzar el millón de dólares, los documentales que se han puesto en escena en el Ecuador duran diez minutos y contaron con un presupuesto casi simbólico de 3.000 dólares.

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Y antes de que se piense mal, se debe tomar en cuenta que el presupuesto global de todo el reality es de solo 150.000 dólares, lo cual incluye el 30% de beneficios para la BBC y el pago de la franquicia (que es aparte). Además, Ecuavisa mantiene su ofrecimiento de que todo lo que se genere por mercadería relacionada con El Mejor Ecuatoriano y por los mensajes SMS van a los proyectos a favor de la niñez que mantienen con la Unicef.

En esos términos, muy poco dinero queda para la producción. ¿Qué hace una familia cuando no tiene los recursos suficientes para llenar un “hueco” económico? Exacto, intentar otras estrategias.

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En el caso de El Mejor Ecuatoriano, si solo se podían hacer documentales de diez minutos, ¿por qué no se abrieron espacios diarios de debate? ¿Por qué no se presentaron a los personajes a lo largo de la programación del canal? Y finalmente, ¿por qué los documentales se emiten una sola vez y pare de contar?

El asunto aparece más inexplicable, si se toma en cuenta que en el mismo canal para ‘El Gran Hermano’ sí se crearon debates, se hacía una gala diaria de una hora y se  dedicaban vastos espacios de la programación para hablar del tema.

En contraste, El Mejor Ecuatoriano aparece casi apagado, sin que el supuesto debate social se refleje en las pantallas, con promocionales que invitan a votar por personas (todo lo contrario de lo que predica Alfonso Espinosa de los Monteros) y documentales limitados.

Claro, la respuesta seguramente será que las franquicias en el uno y en el otro caso tenían distintas exigencias. Pero, ¿cómo parte de los procesos de adaptación de las franquicias no se podía negociar los espacios de debate?

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Hablando de documentales
Al momento que se escribe este artículo,  se han emitido cuatro documentales: Velasco Ibarra dirigido por Andrés Barriga, Matilde Hidalgo de Procel dirigido por Viviana Cordero, Jefferson Pérez dirigido por Mateo Herrera y Pedro Vicente Maldonado dirigido por Juan Manuel Carrión.

Los cuatro trabajos se centran en defender y hacer perfiles llenos de virtuosismo de cada uno de los personajes. Lo curioso es que el más creativo y el más atractivo de los cuatro fue elaborado por el único de los cuatro realizadores que no es cineasta: Juan Manuel Carrión, biólogo, ecologista y apasionado de la música nacional.  

Recursos tan sencillos e imaginativos como el de comparar a Pedro Vicente Maldonado con un astronauta, el de fundir digitalmente un hermoso paisaje con un grabado de la época del sabio riobambeño. Y esa toma del busto de Maldonado en primer plano, mientras una gigantesca bandera del Ecuador llena la pantalla flameando en el fondo: un gran cierre. Es notorio que Carrión conozca a fondo el personaje, se haya involucrado con él y supiese lo que quería transmitir: Pedro Vicente Maldonado condensa todas las virtudes de los mejores ecuatorianos, sus motivaciones fueron correctas, sus acciones también lo fueron y su tiempo fue el preciso.

Del resto de trabajos, hay que separar los históricos (Matilde Hidalgo de Procel  y el de Velasco Ibarra) de aquel elaborado sobre el único personaje vivo de la lista: Jefferson Pérez. Este último ha sido el menos logrado.
Básicamente, porque nunca estuvo claro qué valor se quería transmitir. De Pérez se destacó que era un superatleta, alguien que surgió de lo más humilde, un ser tenaz y disciplinado. Es decir, un gran personaje; pero sin que se aclare qué valores representa. Probablemente esa falta de claridad causa que en las encuestas se registre una gran resistencia para que el campeón olímpico sea elegido Mejor Ecuatoriano.

Los casos de Matilde Hidalgo y Velasco Ibarra son distintos. De Matilde Hidalgo se resaltó básicamente su calidad de pionera de la lucha feminista en el país. En cambio, de Velasco Ibarra se resucitó el viejo mito de “El profeta”.

Los documentales para ‘El Mejor Ecuatoriano’ respondieron a parámetros muy precisos, es por eso que algunos de los cineastas contratados por Ecuavisa no sienten que hayan realizado “un trabajo de autor”. En la primera secuencia, Matilde Hidalgo de Procel fue retratada a través de material de archivo. Luz Elena Coloma fue su defensora. En el centro, el documental sobre Jefferson Pérez recurrió a imágenes de su preparación y el cierre fue con unos niños marchando. Abajo, los recursos más imaginativos se utilizaron en el corto sobre Pedro Vicente Maldonado: Juan Manuel Carrión lo comparó con un astronauta.