Uno de los temas que causa más controversia  dentro de la mesa textil es el acceso de ropa usada que EE.UU. solicita a los países andinos, en el Tratado de Libre Comercio (TLC).

La industria local ha rechazado esta pretensión estadounidense que, según los negociadores nacionales, no proviene ni siquiera de las textileras de esa nación sino de comerciantes mayoristas.

Jorge Cevallos, negociador de acceso a mercados y asesor en textil, refiere que el tratamiento que se le dará a los bienes usados es un asunto que aún no se finiquita en el TLC.

Publicidad

EE.UU. mostró en la última ronda de diálogos su intención de respetar la prohibición que tiene Ecuador sobre el acceso de bienes usados, como neumáticos o calzados; sin embargo, ropa usada es un sector que permanece intocable.

El principal argumento de las factorías locales para oponerse al ingreso de ropa usada es que aceptar una apertura para el producto crearía una competencia desleal, pues las prendas entrarían a un menor precio.

Actualmente la industria local ya tiene un impacto ante el ingreso de ropa nueva y usada que llega  de contrabando. Los industriales han presentado sus quejas en  el Consejo de Comercio Exterior e Inversiones (Comexi), pues al país entra ropa usada pese a que su importación para comercializarla está prohibida.

Publicidad

Juan Francisco Ballén, director del Comexi, expresó que se ha solicitado una investigación para comprobar si se dan estas importaciones.

Un estudio efectuado por la Cámara de Industriales de Pichincha reveló que la industria textil es el segundo sector manufacturero afectado por el contrabando. Se calcula que el total de contrabando textil en los últimos cinco años bordearía los $ 360 millones.

Publicidad

Entre las partidas que son susceptibles al contrabando se encuentran sedas, lino, fibras sintéticas y algodón.