Sobre este tema se conoce muy poco. ¿La razón? A nadie le gusta hablar de esta enfermedad, por la jocosidad con la que muchos la interpretan. Al ser una enfermedad tan privativa, talvez, sea el momento de sentarnos y ser conscientes de las consecuencias de no cuidarnos.
Marcelo fue al baño como todos los días, pero esta vez algo diferente sucedió ya que notó unas gotitas de sangre en el papel higiénico. ¡Cáncer! Fue lo primero que pensó. ¡Úlcera! Fue lo segundo. Jamás se le pasaría por la cabeza una enfermedad un poco más común de lo que muchos creen: hemorroides.
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Un tema delicado por tratar
Y es que el tema asusta a unos y causa gracia a otros. Así también sucede cuando un paciente ya ha visitado al médico clínico y luego este lo envía adonde el gastroenterólogo y por último, luego de varios exámenes, resulta que lo más seguro es que el paciente padezca de hemorroides; le indican que debe ir (mayormente de urgencia) adonde un proctólogo (médico especialista en enfermedades del colon y recto).
Según el proctólogo, Dr. Ernesto Sierra Montenegro, para la gente hablar de las hemorroides es hablar de un tema delicado, no solo por ser una enfermedad un poco vergonzosa, sino por las múltiples burlas que provoca hablar de ella.
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“Para comenzar, todos nacemos con hemorroides, pues estas tienen una función específica en nuestro organismo. Antiguamente se creía que eran venas, pero ahora se conoce que las hemorroides son colchones vasculares con mezcla de venas y arterias que hacen un entrecruzado de tal forma que se llaman vasos sinusoides”, señala.
Las hemorroides sirven como cojines vasculares y cuando se llenan de sangre establecen un mecanismo de continencia, para evitar que al momento de expulsar las heces estas produzcan ulceraciones o laceraciones.
La enfermedad de la que se padece no se llama hemorroides como comúnmente se la conoce, sino enfermedad hemorroidal. Esta se produce por diversas causas tales como el estreñimiento, la diarrea, la alimentación con poca fibra, predisposición hereditaria, aunque es importante acotar que no es congénita.
Internas y externas
El Dr. Gastón Sierra Luzuriaga, director del área de Proctología del Hospital del Seguro Social, indica que las hemorroides pueden ser internas y externas. Las externas nunca sangran, pero sí causan mucho dolor. Al contrario de estas, las internas no causan dolor, pero sí sangran.
Las internas están cubiertas de mucosa (similar a la de la parte interna de los labios) y las externas están cubiertas de piel, por esta razón es que las internas son las únicas hemorroides que se clasifican en “grados” y son preocupantes cuando se deslizan a través del ano.
Si las hemorroides internas se deslizan y se regresan espontáneamente son de grado 2. Si se deslizan hacia afuera del ano y se reducen manualmente son de grado 3. Pero si estas se deslizan a través del ano y no se pueden reducir se les conoce como hemorroides grado 4. Estas últimas son las más complicadas de tratar.
Las hemorroides externas se manifiestan principalmente porque causan dolor, debido a que cuando se inflaman distienden la piel que las cubre y al distender la piel causan mucho dolor. El principal síntoma de las hemorroides internas es el sangrado, sumado a la comezón (también conocido como prurito), ardor al evacuar y sensación de ano húmedo.
Para el Dr. Ernesto Sierra, a pesar de esta sintomatología, si una persona sangra por el ano, lo más seguro es que se piense que tiene hemorroides, mas tampoco se puede descartar la posibilidad de que el paciente tenga cáncer. La única forma de conocer el diagnóstico es someterse adicional a la rectoscopia (examen del recto), a un examen llamado colonoscopia, en el que se introduce un tubo por el ano que recorre todo el colon y el intestino grueso, si el paciente es mayor de 50 años.
Si el paciente es menor de 50 años se le realiza una colonoscopia izquierda, que consiste en la misma introducción pero hasta la mitad del colon.
Ligadura o cirugía
El Dr. Gastón Sierra afirma que dependiendo del tipo de hemorroides que se padezca, es el tratamiento recomendado. El tratamiento está en función de 3 factores: conocer el tipo de hemorroides que tiene el paciente, la sintomatología y la solución terapéutica que el médico le ofrezca.
Para las hemorroides internas él recomienda someterse a la ligadura, que consiste en un mecanismo mediante el cual se fraccionan las hemorroides y se colocan 2 bandas de caucho, las cuales van a producir el ahorcamiento de las hemorroides. Sin embargo, acota que este tratamiento es parcial, pues las hemorroides no se extraen.
Si luego del tratamiento tampoco se cumplen con las medidas higiénicas y dietéticas, lo más seguro es que la persona vuelva a sangrar.
La cirugía en cambio, afirma, es la única forma de no volver a tener la enfermedad hemorroidal, ya que en esta sí son extraídas.
Adicional a estos dos métodos convencionales existe un tratamiento conocido como PPH (Para el Prolapso de Hemorroides), que utiliza una grapas circulares, en el que se realiza un lifting de la mucosa (estiramiento), es decir, que las hemorroides no son extirpadas sino “fijadas o estiradas”.
En definitiva, según el Dr. Ernesto Sierra, hay que recordar que teniendo conceptos claros el paciente puede tomar la decisión correcta en el momento de escoger el tipo de tratamiento que se desee y lo ideal es hacerlo conjuntamente con su médico, quien debe informarle de las provechos de la cirugía con relación a los beneficios de no someterse a ella.
“No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti. Recuerda que los pacientes que vienen a nosotros están temerosos. Hazlos sentir bien. Esta enfermedad es así…” .
Dichas palabras me las repetía mi jefe a cada momento, cuenta Gastón Sierra y siempre las tengo presentes. Qué buen comentario, doctor. Gracias por recalcarlo.
Fuente: Consultorio Sierra y Asociados,
Cirujanos Proctólogos.
Telf. 2444847