El avión Fokker F-28 de la compañía de aviación TAME, que lleva el nombre de Morona Santiago, sufrió desperfectos al despegar la mañana de ayer del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito.

Cumpliendo el primer vuelo del día en la ruta Quito-Loja, el tren de aterrizaje posterior derecho chocó con un objeto que se encontraba en la pista del aeropuerto capitalino, lo que ocasionó la explosión de una de sus llantas, por lo que  el piloto tuvo que  continuar su viaje a Guayaquil y sobrevolar durante 60 minutos para luego aterrizar en la pista del aeropuerto Simón Bolívar de esa ciudad.

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El sobrevuelo se realizó para consumir la mayor cantidad de combustible y aterrizar con el necesario para evitar un posible desastre.

“Fueron momentos difíciles los que vivimos los pasajeros. Había mucha gente que llamaba de sus celulares cuando el piloto notificó el percance. Probablemente llamaban a sus familiares incluso para despedirse”, dijo el ex alcalde de Loja, José Bolívar Castillo, uno de los pasajeros de la aeronave.

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Cosme Zaruma, quien también estuvo en el avión,  aseguró que se mantuvo la tranquilidad en los viajeros. “Más bien en la tripulación se vio un poco de lágrimas, pues llamaban a despedirse de sus familiares y cosas como esas”, recordó.

“Ventajosamente el aterrizaje en Guayaquil fue casi normal”, coincidió la mayoría de pasajeros, quienes finalmente debieron tomar el avión Fokker F-28 para trasladarse hasta el aeropuerto Camilo Ponce Enríquez de Catamayo, en Loja.

Los 67 viajeros se embarcaron a las 06h00 en Quito, desembarcaron en Guayaquil a las 08h30 y llegaron a Catamayo a las 10h00.