Diez mil niños podrían morir de hambre, frío y enfermedad en las regiones aisladas del norte de Pakistán golpeadas por el sismo del 8 de octubre, denunció el miércoles la Unicef, mientras Islamabad y Nueva Delhi se declaraban dispuestos a abrir su frontera en Cachemira para facilitar la ayuda humanitaria.

Las operaciones de socorro prosiguieron este miércoles, tanto por aire como por carretera, en las zonas más aisladas de las montañas de la Cachemira paquistaní, asoladas por el sismo de 7,6 grados de magnitud según la escala de Richter que, según el último balance oficial, causó 47.700 muertos en Pakistán  y otros 1.300 en la India.

Pese a los esfuerzos, la situación seguía siendo "desesperada" para al menos medio millón de personas, indicó el Programa de Alimentos Mundial (PAM) para el que llegar a las víctimas aisladas por el sismo es "una de las misiones más duras jamás realizadas" por la organización.

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El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó una nueva alarma al denunciar que alrededor de 120.000 niños permanecían aislados y sin recibir ningún tipo de socorro en las zonas afectadas. "Diez mil de esos niños podrían morir de hambre, frío o enfermedades en las próximas semanas" si las ayudas no llegan a tiempo, aseguró la Unicef, que subrayó cómo "las operaciones de socorro se hacen más complicadas día a día".

La directora ejecutiva de la organización, Ann Venemann, destacó que "aún se disponía de pocos helicópteros para llegar a más de un millar de poblados aislados y entregar los materiales vitales para la supervivencia de los niños".

Alrededor de Muzaffarabad, la capital de la Cachemira paquistaní destruida en sus tres cuartas partes por el sismo, y de Balakot, la otra gran afectada un poco más al noroeste, los militares paquistaníes continuaron con sus tareas de "limpieza" de las carreteras destruidas para poder abrir paso a los convoyes de ayuda hacia los pueblos de montaña.

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A estos últimos se les quiere hacer llegar, sobre todo, tiendas de campaña y materiales de abrigo que sirvan para cobijo, así como medicamentos, en vista del frío invierno que llegará a la zona en tan sólo tres semanas.

Algunos equipos de especialistas en el tratamiento de aguas empezaron a trabajar en Balakot y Muzaffarabad para hacer frente a las necesidades de agua potable de miles de damnificados actualmente instalados en campos de tiendas.

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Pese a la dificultad material de la situación, el sismo parece haber conseguido lo que la diplomacia no logró: acercar a los eternos rivales.

Apertura de fronteras
Islamabad y Nueva Delhi anunciaron este miércoles que estaban estudiando la posibilidad de una apertura de su frontera entre sus respectivas partes de Cachemira para facilitar las ayudas y la reconstrucción de ambas zonas.

La región himalaya de Cachemira ha sufrido numerosas catástrofes naturales y ha sido objeto de dos guerras entre India y Pakistán, que en 1947 condujeron a su división en dos partes, una india y otra paquistaní, separadas por 770 kilómetros de una frontera vigilada por unos 100.000 soldados.

Ambas Cachemiras se vieron afectadas por el sismo del 8 de octubre, del que este miércoles se volvieron a registrar réplicas, una de ellas de 5,8 grados de magnitud según la escala de Richter.

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India se "congratuló" por la propuesta lanzada el martes por el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, de abrir la frontera entre ambas Cachemira para facilitar las ayudas.

Este espíritu de cooperación también se vio apoyado por la decisión tomada el martes por Nueva Delhi de poner fin a las restricciones impuestas a las comunicaciones telefónicas con la parte paquistaní, con la que las líneas fueron suspendidas en 1991.

Por parte paquistaní, las comunicaciones a través de teléfonos portátiles fueron restablecidas parcialmente este miércoles.