No hubo coros de consignas ni pancartas al viento. La marcha contra la guerra en Iraq convocada por el monje budista y activista por la paz Thich Nhat Hanh reunió a 3.000 personas en un acto desusado para esta ciudad: el silencio.

Asistió la activista Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en Iraq que llamó la atención del mundo con su larga vigilia frente a la finca del presidente George W. Bush en Texas. Sheehan y Hanh se abrazaron antes de la marcha, pero éste se expresó sin tapujos acerca de las tácticas de la   madre militante.

"No creo que gritarle con furia al gobierno nos ayude a poner fin a la guerra", dijo. "Cuando podamos cambiar nuestro pensamiento, el gobierno tendrá que cambiar".

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Hanh dijo luego a los asistentes: "No creemos que gritar con furia sea útil. Si la gente está llena de furia y miedo, no se reduce la violencia y el miedo. Cuando se habla con la gente, hay que usar un idioma que entienda. Con ello, podemos transformar nuestros enemigos en amigos".

El monje de 79 años era opositor a la guerra de Vietnam en los 60 y tuvo que exiliarse en Francia, donde vive en un monasterio. Regresó a su país natal por primera vez en abril. Martin Luther King, cuyas posiciones sobre la guerra tenían la influencia de Hanh, lo postuló para un premio Nobel de la paz.

Hanh organizó la marcha de dos horas en silencio como un   obsequio al pueblo de Los Ángeles.

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Una contramanifestación de una docena de personas también mantuvo silencio y se limitó a agitar carteles con la leyenda,   abajo Thich Nhat Hanh.