La policía se preparaba este miércoles a sacar por la fuerza a los sobrevivientes del huracán Katrina que se nieguen a abandonar Nueva Orleans, mientras la inundada y devastada ciudad del sur de Estados Unidos daba sus primeros y titubeantes pasos hacia una larga y difícil recuperación.

Las autoridades dicen que podría llevar cerca de tres meses drenar la  ciudad correctamente y el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, advirtió al país  a prepararse para imágenes chocantes cuando quede totalmente al descubierto el  horripilante costo humano causado por Katrina.

"Va a ser horrible y volverá a sacudir a la nación", dijo Nagin a la cadena  NBC. El alcalde ya había estimado que el número de muertos podría alcanzar los  10.000.

Publicidad

Mientras equipos de la morgue recorrían la ciudad en busca de cadáveres en  descomposición, las autoridades dieron luz verde a policías y bomberos para  recurrir a la fuerza en sus esfuerzos por evacuar a todos los sobrevivientes  que aún queden en sus casas o anden por la ciudad.

En una nueva orden de evacuación, Nagin autorizó a todos los oficiales públicos a "forzar la evacuación de todas las personas (...) sin importar si esas personas se encuentren o no en propiedad privada o no desean irse" de la ciudad.

La única excepción son aquellos que desempeñan tareas en las agencias de  emergencia locales, estatales o federales.

Publicidad

La orden se produjo tras agotarse la paciencia oficial con algunos sobrevivientes intransigentes, que aguantaron el huracán en sus hogares y se han negado categóricamente a evacuar pese a las advertencias sobre serios riesgos sanitarios.
La negativa de estos sobrevivientes ha impuesto un problema a las autoridades, que no quieren ser vistos maltratando a gente que ya ha pasado por una prolongada situación de terribles privaciones desde el impacto de Katrina  el pasado 29 de agosto.

Hubo signos de progreso en la ciudad, incluyendo un pequeño pero notorio  descenso en el nivel de las aguas, luego de los esfuerzos de los ingenieros del  ejército que lograron poner en funcionamiento algunas bombas tras cerrar una  grieta en un dique que empeoró la inundación.

Publicidad

En medio del trauma y la miseria, Nagin habló de que "rayos de luz" volvían  a Nueva Orleans, que volvía a mostrar signos de vida.

Convoyes de camiones con suministros, ambulancias, autobuses y carros  blindados produjeron el primer embotellamiento en la ciudad desde el azote de  Katrina. Unas pocas luces suburbanas daban algo de iluminación y al menos una  farmacia y varias estaciones de servicio lograron abrir sus puertas.

Pero el paisaje general seguía siendo sombrío y deprimente, mientras los  funcionarios hablaban del desastroso legado ambiental dejado por el huracán: un  sistema de saneamiento destrozado, los depósitos de agua muy contaminados, y  fugas de petróleo amenazando la vida silvestre.

"Las cosas con las que tendremos que lidiar y planificar son prácticamente  inimaginables", dijo Mike McDaniel, secretario del Departamento de Calidad  Ambiental de Luisiana.

Publicidad

El presidente George W. Bush, en tanto, permanecía a la defensiva ante las  críticas a la respuesta federal de los efectos de Katrina, por la lentitud para  enviar tropas y suministros tras el azote de la tormenta.

El presidente dijo a la prensa tras una reunión de gabinete que la  situación presagió una mala señal sobre la capacidad del país para enfrentar un  ataque terrorista, por lo que "mi intención es liderar una investigación para  descubrir qué salió bien y qué salió mal".

Bush, que el lunes hizo su segunda visita a la zona devastada, señaló que  el vicepresidente Dick Cheney visitará el área el jueves para evaluar los  esfuerzos de recuperación y evitar trabas burocráticas.

Pero rechazó los llamados para el despido de funcionarios -como el asediado  jefe de la Agencia Federal de Emergencias, Mike Brown- al señalar que se  centrará en atacar el problema más que en buscar culpables.

La senadora republicana Susan Collins, que encabeza el Comité de Reforma  Gubernamental y Seguridad Interior, dijo que la respuesta a Katrina fue  "deplorablemente inadecuada" en todos los niveles del gobierno.

Tras una reunión con Bush, el líder de la minoría demócrata en el Senado,  Harry Reid, dijo que la Casa Blanca planeaba solicitar 40 o 50.000 millones de  dólares más para financiar los esfuerzos de recuperación, luego de que el  Congreso aprobó 10.500 millones de dólares en ayuda de emergencia en una sesión  extraordinaria la semana pasada.