Unas 800 personas murieron el miércoles en una estampida ocurrida en un puente de la capital iraquí durante una procesión musulmana, al correr rumores de que había un atacante suicida con una bomba, dijeron las autoridades y varios sobrevivientes.
  
La mayoría de los muertos eran mujeres y niños, indicaron las autoridades.
  
El puente estaba lleno de cientos de sandalias perdidas en medio del pánico, mientras algunos niños flotaban en las barrosas aguas de abajo, intentando llegar a la tierra. Fue la mayor pérdida de vidas en un solo hecho en Irak desde la invasión de marzo del 2003.
    
Nos encontrábamos en el puente. Estaba completamente abarrotado. Miles de personas me rodeaban, dijo el sobreviviente Fadhel Alí, de 28 años, sin zapatos y empapado tras nadar en el río.

Escuchamos que un atacante suicida se encontraba entre la multitud. Todo el mundo gritaba, así que salté desde el puente al río, nadé y llegué a la orilla. Vi mujeres, niños y ancianos que cayeron al agua después de mí.
  
La tensión era ya elevada durante la procesión que se dirigía al distrito capitalino de Kazimiya debido a que dos horas antes había sido atacada con fuego de mortero la mezquita a la que se dirigía la multitud.
  
La mezquita se encuentra a unos dos kilómetros del puente.
  
Las procesiones chiíes, que suelen atraer más de un millón de personas, son con frecuencia atacadas por los guerrilleros suníes para fomentar una guerra religiosa.
  
Decenas de personas saltaron del puente y fueron empujadas hasta caer al río Tígris, en el que se ahogaron, mientras otras murieron aplastadas por la multitud. La mayor parte de los muertos eran mujeres y niños, dijo el teniente coronel Adnan Abdul-Rahman, vocero del Ministerio del Interior.
  
Siete personas murieron en el ataque con morteros, dijo el ejército estadounidense.
  
Pero la policía dijo posteriormente que no encontró explosivos ni personas o vehículos estacionados en las inmediaciones. En cambio, la horrorífica tragedia parecía haber sido causada por una combinación de escaso control de la multitud y el clima de miedo.
    
Esta tragedia fue el resultado directo del terrorismo; cientos de personas inocentes, la mayoría de ellas mujeres y niños han muerto debido al miedo y el pánico que están causando los terroristas en Irak, declaró el secretario general de la OTAN Jaap de Hoop Scheffer en un comunicado.
  
Los peregrinos conmemoraban la muerte en el año 799 del Imán Moussa ibn Jaafar al-Kadhim, uno de los 12 santos chiíes principales que está enterrado en una mezquita en el vecindario de Kazimiya, en el norte de Bagdad.
  
El ministerio de Salud dijo que 769 personas murieron y 307 resultaron heridas. El ministerio del Interior indicó que los muertos ascendían a 844 y los lesionados a 458.
  
El partido político chií más grande dijo que había 759 muertos y 300 heridos.
  
Hamid Jassim, un médico que se encontraba en el lugar cuando ocurrió la estampida, dijo que la mayor parte de los muertos perecieron sofocados o pisoteados. Muchas de las personas presas de pánico que saltaron al Tígris intentando salvarse sobrevivieron con fracturas óseas. Otras se ahogaron porque no sabían nadar, indicó el galeno a The Associated Press.

El ministro de Defensa Saadoun al-Dulaimi manifestó que la enorme procesión chií no hizo caso del control de seguridad levantado en el extremo occidental del puente, cerrado hace meses para evitar el desplazamiento de los guerrilleros desde los barrios suníes al distrito chií situado al otro lado del río.

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Al-Dulaimi, un suní, dijo que tres atacantes suicidas fueron descubiertos el miércoles cuando se dirigían al distrito Kazimiya, aunque   se inmolaron antes de llegar a su destino.
  
Con una excepción, todo el mundo deploró la catástrofe.
  
Líderes políticos y de organizaciones internacionales enviaron sus condolencias a miles de iraquíes que estaban de luto por la pérdida de sus seres queridos.
  
Países que están tan apartados políticamente de Irak como Estados Unidos e Irán ofrecieron atender a los heridos. La Unión Europea, la OTAN e Irán responsabilizaron por la estampida a terroristas.
  
La excepción provino de aquellos que difundieron notas celebrando las muertes chiíes en sitios de milicianos islámicos de la internet. Se sospecha que los autores, que se ocultaron bajo nombres falsos, son suníes.