El papa Benedicto XVI se despidió ayer de su patria alemana feliz de que la Jornada Mundial de la Juventud, a la que asistió en Colonia, permitió mostrar al mundo una Alemania distinta a la de los nazis, aunque recalcó que sus compatriotas recuerdan ese pasado “con vergüenza y dolor”.

“Todos somos conscientes del mal causado por nuestra patria en el siglo XX y lo reconocemos con vergüenza y dolor”, dijo el Pontífice en el discurso de despedida a autoridades civiles y religiosas de Alemania, pronunciado antes de tomar el avión.

Pero en estos días “se ha puesto de manifiesto otra Alemania, un país de valiosos recursos humanos, culturales y espirituales”, añadió el Papa, quien se congratuló de que los jóvenes llegados a Colonia hayan podido conocer esa realidad y expresó el deseo de que las virtudes germanas vuelvan “a irradiar en el mundo”.

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En un discurso pronunciado previamente ante los obispos alemanes, el Papa abundó en sus elogios a la Alemania de hoy y en particular a su generosidad con las regiones menos favorecidas.

Al despedirse, retomó la idea –expresada ya por él al pisar suelo germano– de que la casualidad que le ha llevado a su patria en su primer viaje al extranjero (la visita a Colonia estaba prevista que la hiciera Juan Pablo II) es un regalo de la “Divina Providencia”.

Males
El Papa hizo un recuento de los males que aquejan a la Iglesia de Alemania, que son los de muchas comunidades religiosas en el mundo desarrollado, donde “sigue progresando la secularización, cada vez es menor la influencia de la Iglesia Católica, bastantes personas la abandonan y muchos de los que se quedan solo aceptan parte de sus enseñanzas”.

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En el caso alemán existe además una situación particular en el este, el territorio de la antigua Alemania comunista, donde “la mayoría de la población está sin bautizar”, dijo.

PARA ANOTAR

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IR A MISA
El Papa pidió a los jóvenes que vayan a misa los domingos y sobre todo les alertó de que no se dejen tentar por otras sectas. Durante los cuatro días que pasó en Colonia, el pontífice participó en tres  actos masivos con jóvenes llegados de 193 países, quienes le arroparon con su  entusiasmo incondicional.

CIUDAD NATAL
Antes de regresar a Roma, el avión que trasladó al Pontífice tenía previsto sobrevolar Marktl am Inn, lugar natal de Benedicto XVI, donde los bomberos iluminarán la casa en donde nació y los habitantes se reunirán con velas en la plaza central del pueblo, para que el papa pueda verlo desde el cielo.