Más de 250 delegados de América Latina y el Caribe analizan desde ayer en Santiago de Chile la aplicación de los acuerdos destinados a la lucha contra el racismo, la xenofobia, la discriminación y la intolerancia.

Uno de los objetivos de la llamada “Pre Conferencia de Santiago +5” es reconstruir en la región un movimiento para volver a situar como prioridad en la agenda regional la lucha contra el racismo, explicó el secretario de la reunión, Francisco Estévez.

“El racismo está instalado en la cultura y en las instituciones de nuestros países”, recalcó Estévez.

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El también director de la ONG chilena “Fundación Ideas” indicó que, tras los ataques terroristas de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la lucha contra el racismo y las discriminaciones retrocedió en todo el mundo.

Este y otros asuntos discutirán, durante tres días, en la capital chilena representantes gubernamentales y de la sociedad civil sobre la base de que la lucha contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia.

La reunión fue inaugurada por el canciller chileno, Ignacio Walker, quien abogó por el fortalecimiento de los instrumentos internacionales contra el racismo.

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“Desde esta conferencia deben salir objetivos concretos que permitan que las Américas sean un espacio de libertad, de paz, tolerancia e igualdad”, indicó.

En tanto, la secretaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Marta Maurás, señaló que América Latina es la región más desigual del mundo y que los pueblos indígenas y los afrodescendientes están en las peores condiciones.

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Por su parte, el chileno Roberto Garretón, miembro del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo que si bien la región ha avanzado en algunos aspectos, la explotación y la opresión siguen iguales.

Según datos de Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe existen entre 33 y 40 millones de indígenas, mientras que la población afro mestiza, afrolatina y afrocaribeña alcanza unos 150 millones de personas, esto es cerca del 30 por ciento de la población del continente. Estos segmentos presentan los peores indicadores económicos y sociales.