“La materia prima del periodismo moderno es el estado de ánimo”, dice el periodista y crítico de medios español Arcadi Espada. Lo recordaba al acabar el último noticiario de la semana, ‘24 Horas’, a las 22:00 del viernes. Y los hechos…. ¿Alguien ha visto “Los Hechos”?
La doble falta: mostrar las noticias como un show es una de las tendencias predominantes en la televisión actual. Y no hay mayor espectáculo que el miedo.
El “cuco” aún funciona (hasta un filme con ese nombre está en cartelera). Ahora el cuco se llama Lucio Gutiérrez.
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En las tardías e incompletas evaluaciones televisivas que se han realizado de los primeros 100 días en el poder de Alfredo Palacio, se anota que uno de sus mayores errores políticos ha sido dar demasiada importancia a su predecesor. No obstante, quien más importancia ha dado a Gutiérrez ha sido la TV desde el momento mismo en que salió de su exilio en Brasil. Fue entonces cuando Andrés Carrión salió presuroso a Estados Unidos para ponerle un micrófono para que dijera lo que quisiera. Amor con amor se paga. ¿O no?
Luego llegó el resto. Se puede argumentar que los medios deben abrir sus espacios para escuchar a todos los sectores, inclusive a presidentes que huyen por la presión de la gente en las calles. Puede ser, pero eso no significa que se tenga que elevar a personajes tan cuestionados al rango de protagonistas noticiosos, lo cual conlleva a dotarlos de nueva legitimidad política.
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Una cuestión de estado de ánimo
Ahora que a Gutiérrez se lo tiene más cerca, no ha existido canal que no haya enviado a sus equipos de informadores a las poblaciones fronterizas peruanas por donde se mueve el ex presidente. De esa manera, se lo ha convertido en uno de los protagonistas noticiosos de la semana, cuyos movimientos se nos cuentan fielmente como una telenovela diaria: “ya mismo”, “a solo dos kilómetros”, “ingresará por la Amazonia”. O si no: “Gutiérrez denuncia persecución”, “Gutiérrez dice que lo quieren matar”, “Gutiérrez se mudó de hotel”…
Lamentablemente, nuestra TV de cada día se ha vuelto especialista en recoger cadáveres. También políticos. Acordémonos que lo mismo ha sucedido en cada exilio de Abdalá Bucaram hasta llegar al punto de transmitir en cadena nacional y con despliegue inaudito de cámaras sus fugaces retornos.
¿El Gobierno asustado y prestándole demasiada atención a Gutiérrez? Cierto; aunque hay muchos indicios de que la caída del Coronel no significó el desmonte total de su régimen. Pero los más nerviosos y los más atentos a los movimientos del Coronel son los mismos medios.
“La materia prima del periodismo moderno es el estado de ánimo”, releo una vez más, y no dejo de pensar en que posiblemente la mezcla de sustos, angustias y rabia sea la que esté marcando las agendas periodísticas en nuestro país; mientras, los hechos siguen su propio camino esperando por alguien que lo cuente y/o los interprete sin pasiones de por medio.